por Luis García
3 abril, 2019
Me chiva ‘Sleeping Dogs: Definitive Edition’ que la última partida guardada es de 2014. Han pasado unos cuantos años, más si echásemos un ojo al registro del juego en PS3. No sé si os lo he contado alguna vez, pero mi pasión por los videojuegos quedó en un segundo plano cuando me metí de lleno a mezclar música. Nunca dejé de jugar; no obstante, esos años sin estar al día de lo acontecido en la industria representan una losa que poco a poco he intentado corregir. Cuando me dieron la copia de prensa del título de las tríadas chinas andaba en otra redacción, todavía me quedaban años por entrar a esta casa, consciente de la falta de experiencia acumulada al escribir y jugar. Por distintos motivos nunca llegué a entregar esa reseña, y doy gracias, ya que no habría hecho justicia al aporte de ‘Sleeping Dogs’ en el género del mundo abierto. Tampoco va a ser hoy el día de lanzar ese texto, porque el protagonismo se lo lleva una sesión cargada de problemas técnicos. Tras repetir parte de la sesión por un fallo de codificación del audio, voy a cumplir un deseo que me pidieron al inicio de esta aventura: explicar el proceso de confección de una sesión con periodicidad semanal. Esto cobra más sentido que nunca al alcanzar un número redondo —Continuous Play 40— y porque en 2 semanas hará un año que esta sección vería la luz.
¿Qué labor tiene coger un tracklist y convertirlo en un mix? Lo primero es analizar la música. Cuando debes cumplir con fechas de entregas tan continuas, es imposible pinchar temas que controlemos, contexto bajo el que suele trabajar un deejay. Cuando me enfrento a una lista de diez o quince temas esa tarea se simplifica, sin embargo el reto de hoy era ver qué lograría con los 145 que formaban las radios y el karaoke de ‘Sleeping Dogs’. Lo primero era desechar composiciones, obligado por la ingente cantidad de música de la que disponía: Boosey & Hawks escondía género clásico, el karaoke era excesivamente comercial —’Take on me’ de A-ha o ‘Girls just want to have fun’ de Cindi Lauper — y Sagittarius FM daba una dosis de rock al Hong Kong de Square Enix. A partir de ahí debía seguir escuchando una canción tras otra. Del trip hop al lo-fi, pasando por el IDM, hip hop, ambient y algo de electro. Una hora para reconocer qué merecía salir en el dj set de hoy, pasar las selecciones a Serato y comprobar que el ascenso de los 70 beats por minuto a los 140 no supondría un salto al vacío que alterase el ascenso progresivo de la mezcla. Otra hora para buscar tema por tema el primer beat o zona de provecho para encadenar los temas. Este trabajo previo es esencial para lograr un resultado digno de publicación, más cuando trabajamos con música que no conocemos: ignoramos su evolución, o si su inicio esconde una atmósfera que dura hasta el segundo minuto. Luego ya sólo queda arrancar la sesión y poner en práctica lo que llevo media vida haciendo.
Ahora sí, coge asiento —si puedes también unos auriculares—, dale al Play y disfruta de una banda sonora licenciada que llega repleta de sonidos maduros, elegantes y experimentales. ¿Artistas responsables? Agarraos, que vienen curvas:Hudson Mohawke, Autrechre, Rustie, Lorn, J Dilla o Flying Lotus. De locos.
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