por Luis García
14 enero, 2016
Hoy en día encontramos decenas de títulos que dan cobijo a aventuras vividas en primera persona y que ofrecen experiencias oscuras y misteriosas, envueltas en un halo de miedo y tensión, carentes de linealidad, lo que demuestra que el género de terror vive un momento dulce y que, por estadística, nos será difícil encontrar propuestas que se salgan de la norma, que no sólo busquen el susto fácil y que arriesguen en sus mecánicas. Krillbite Studio nos trae ‘Among the Sleep’, un título que, sin ser ni mucho menos perfecto, esconde buenas ideas a través la visión de un niño de dos años.
‘The Plan’ fue la primera propuesta como estudio de un equipo reducido de desarrolladores de videojuegos tras dejar la universidad. Disponible de manera gratuita en Steam, nos permite tomar el control de una mosca a la que podemos hacer volar de manera ascendente hasta el final de juego, siempre que superemos las escasas dificultades que encontraremos en nuestro viaje. El título se caracteriza por ser una propuesta completamente experimental repleta de agudeza creativa, gracias al cual el estudio noruego acumuló cierto éxito y la posibilidad de alcanzar su objetivo en un Kickstarter que les permitió financiar la que es —hasta el momento— su obra más importante, bautizada como ‘Among the Sleep’, un indie que propone una experiencia original donde los sentimientos se sitúan como protagonista narrativo. Sin embargo una ejecución deficiente de un conjunto de buenas ideas nos dejará sensaciones encontradas.
La primera incongruencia que marcó mi experiencia apareció temprano, ya que en la sinopsis del título en PlayStation 4 se describe un juego de terror psicológico en el que nos sentiremos terriblemente indefensos. Bajo esta premisa, mi ansia de jugador se activó al deducir que un videojuego que se ve tras los ojos de un bebé de dos años, acompañado de un osito de peluche, podía ser una experiencia tan interesante como gratificante. Sentí curiosidad por ver si aquella propuesta inquietante daría como resultado un producto de calidad, y viendo tanto su descripción como el trabajo realizado por Krillbite en el juego de la mosca ascendente, las expectativas aumentaron exponencialmente.
Un aniversario roto
‘Among the Sleep’ nos pone en la piel de un bebé en el día de su segundo cumpleaños. La primera escena nos sitúa en la cocina de la casa familiar donde permanecemos sentados plácidamente en nuestra trona, mientras mamá recoge la cocina y acaba el pastel de cumpleaños que nos dará de comer poco después. Suena el timbre de la puerta y mamá se dirige a ver quién es. El ambiente se enrarece por momentos e incluso intuimos los sonidos de lo que parece una discusión corta, por suerte vuelve sin mucha dilación trayendo consigo una caja que representa algo más que nuestro regalo de aniversario. Dentro se esconde el coprotagonista de esta aventura: un osito de peluche algo deshilachado que se presentará como Teddy y que permanecerá la mayor parte del tiempo a nuestro lado. Tras llegar nuestro nuevo amigo daremos una vuelta con él por los armarios sin fondo de nuestro domicilio hasta que mamá nos encuentra y nos deja, con todo el cariño que puede haber entre una madre y su hijo, en nuestra cuna para tener nuestra ración de sueño junto a nuestro peludo compañero de aventuras. Sin embargo, algo no va bien y a mitad de nuestro descanso nos despertamos viendo cómo Teddy es arrancado de nuestro lado, provocando que huyamos de la cuna a investigar qué está sucediendo. Al salir de la habitación y llegar al oscuro pasillo, acudimos al origen de un ruido que proviene del cuarto de la lavadora, donde encontramos a nuestro amigo centrifugando, sin acabar de entender cómo ha acabado allí. Tras sacarlo de su húmeda experiencia giratoria nos comunica la peor de las noticias: mamá ha desaparecido y debemos ir a encontrarla.
Una curiosa pareja
Llegados a este punto ya nos habremos topado con una de las principales características de ‘Among the Sleep’: la recreación de un bebé de dos años en un videojuego con todo lo que ello conlleva. Un ser de extremidades mulliditas que avanza más rápidamente gateando que andando, al que le cuesta un mundo realizar actos tan sencillos como subir a una silla o abrir una puerta. Cada vez que necesitemos alcanzar algún punto elevado para proseguir con la historia deberemos hacer uso del mobiliario situado por los escenarios o de objetos que deberemos desplazar para usarlos de alzador. Sentiremos esa falta de agilidad en nuestro protagonista cuando salte para descender desde cierta altura y escuchemos un indefenso gorjeo de queja por el esfuerzo realizado. Una amplia variedad de detalles que demuestran la intención de Krillbite por hacernos empatizar con el joven protagonista y esa indefensión inherente a su edad, ayudando de cierto modo a que veamos nuestra trayectoria por el juego como una experiencia difícil y peligrosa. Por suerte para él, sus creadores le facilitaron la tarea gracias a unas tuberías-toboganes que nos transportarán a cada uno de los cuatro escenarios de los que se compone el título.
La relación entre nuestro pequeño protagonista y su peluche es fraternal e intensa, recordando al bonachón Sancho Panza que cuida de aquel Don Quijote debilitado por su estado físico y mental
Sin embargo, el pequeño bebé no estará solo en la búsqueda de su madre y recibirá la ayuda del animado y parlanchín peluche Teddy. Es cierto que la figura del osito no es tan relevante, completa o activa como fue Ellie en ‘The Last of Us’, pero la relación entre nuestro pequeño protagonista y su peluche es mucho más fraternal e intensa, recordando al bonachón Sancho Panza que cuida de aquel Don Quijote debilitado por su estado físico y mental, cumpliendo a su vez una función más cercana a la del poeta Virgilio que ilumina a Dante Alighieri por el inframundo de su ‘Divina Comedia’, tanto por las observaciones orientativas que nos dará —impactante su «alguien como tú no debería de vivir este tipo de cosas»— como por la función de iluminar las zonas más oscuras del videojuego, atributo que se activa al abrazar al muñeco. Una ayuda agradecida por el bebé y que demuestra cada vez que lo sube a sus espaldas a través de una de las caricias más tiernas que he podido presenciar en un videojuego, representación de una relación de amor que ambos necesitan por las circunstancias y que está tan lograda que traspasa la pantalla, consiguiendo sensibilizar al jugador.
No es baladí el fuerte hincapié en la representación de las relaciones y los sentimientos humanos implementado por parte del estudio desarrollador en su obra. Es tal esa alegoría que se convierte en uno de los objetivos principales del título, haciéndonos partícipes de las dificultades y problemáticas que existen en muchas familias de nuestra sociedad, así como de las diversas formas que toman las relaciones interpersonales o de las consecuencias que se desprenden de esos conflictos.
Sensaciones encontradas
Jugar en ‘Among the Sleep’ no es complicado. No encontraremos demasiada variedad de acciones, por lo que nos haremos rápidamente con el control. Aparte de los esenciales escalar, reptar o abrazar a Teddy, podemos acceder a nuestro inventario para dar uso a ciertos items que nos permitirán proseguir en nuestra inquietante búsqueda. También nos será muy útil en ciertos casos interactuar y lanzar objetos; sin embargo, no logré encontrar lugar a la posibilidad de asomarnos a izquierda y derecha desde una esquina, debido en gran medida a la ausencia de peligros en la mayor parte del juego. Quizás la idea original era potenciar la tensión y el terror escénico al hacer creer el jugador que tras esa esquina hallaríamos alguna amenaza, no obstante me pasé la mitad del juego esperando la aparición de algún enemigo o algún susto, y cuando éstos hicieron acto de presencia no estuvieron a la altura.
Dicha decepción tiene origen en el marketing que promociona a ‘Among the Sleep’, haciendo referencia a un miedo, una tensión y un nivel de terror que no llega a aparecer en las cuatro o cinco horas que dura el juego. Una publicidad que disfraza la aventura del bebé y Teddy a la altura de un thriller psicológico gracias a titulares como «excepcionalmente tensa», «te mueres de miedo» y adjetivos como «terrorífico» y «espeluznante». Esto, unido a la propia descripción del juego que lo emplaza dentro del género de las first person adventures, hace pensar en una experiencia similar a la que nos ofrece ‘Soma’, ‘Alien Isolation’ u ‘Outlast’. Pero ‘Among the Sleep’ no es comparable a estos juegos por su ambientación, entre otros aspectos, más cercana al estilo personal de ‘Master Reboot’ —el cual me hizo encontrar a nuestro pequeño protagonista por sus similitudes—, con un terror más infantil que adulto, más cercano a las novelas adolescentes de Pesadillas que a los libros de Stephen King.
La ambientación está lograda, tanto en las partes donde nos movemos por un mundo real, representado por el domicilio familiar, como por las cuatro fases oscuras de las que consta el juego, emplazadas en un mundo de fantasía que guarda elementos del hábitat del niño, como sus juguetes o los elementos de decoración de su habitación que iremos encontrando repartidos por los escenarios. Gatearemos por el típico parque infantil con columpios, una casa emplazada entre árboles y un lago, un armario laberíntico que esconde el mayor puzle del juego, y una casa típica americana de dos plantas. Los escenarios no son inmensos pero tampoco se quedan cortos en extensión. En ellos hay dispuestos coleccionables en forma de dibujos hechos por nuestro protagonista, más o menos escondidos, lo que motivará la dilatación del tiempo de juego de los más exploradores. Por otro lado, la escasa tensión que se consigue es en parte gracias a efectos de sonidos como brisas, crujidos o murmullos que ayudan a lograr cierto clima de misterio. Los latidos de corazón del infante al acercarnos a una situación peligrosa serán de los pocos ritmos musicales que escucharemos, junto a sinfonías minimalistas como las surgidas de las pequeñas cajas de música que esconden a una bailarina en su interior, más alguna nana cantada por la madre desaparecida. Una ambientación que no está a la altura de la publicidad del título, pero que olvidando dicha información podemos llegar a disfrutar, aunque no nos lo permitan durante demasiado rato.
Menos luces que sombras
Paradójicamente, de la misma manera que en ‘Among the Sleep’ predominan las zonas oscuras, justificando así el poder linterna de Teddy, el juego nos ofrece más sombras que luces, posiblemente arrastrado por la naturaleza joven del estudio que le dio vida. Sigue el camino marcado por ‘The Plan’, y además en ‘Among the Sleep’ la conclusión y su mensaje es aún mejor, pero la ejecución no acaba de dar en el clavo, descolocada por ciertas carencias de desarrollo. Ocho escenarios en vez de los cuatro existentes, más elementos de terror y una mejor ejecución para conseguir que un miedica no pase de rositas por el juego —más una publicidad que no cree falsas expectativas— hubiesen mejorado la valoración del juego. A pesar de sus múltiples defectos o carencias, el juego de Krillbite es un título que os animo a jugar por volver a sentir lo que es ser un bebé de dos años, por un oso de peluche con el cual tendremos una relación que enternecería al más duro y, sobre todo, por el mensaje que el estudio noruego esconde en él.
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