por Fernando Porta
19 noviembre, 2018
En los últimos días, seguro que has visto varias fotos de algún orgulloso posedor de ‘Pokémon Let’s Go’ paseándose por tus redes sociales (y unos cuantos spoilers disparados a quemarropa). Lo que iba a ser un lanzamiento menor parece que se ha transformado en un juego de ‘Pokémon’ con todas las de la ley, apoyado por una campaña machacona de publicidad y repercusión en diversos medios que ponen en valor un título que, pocos meses antes, se percibía como poco más que un remake para nuevas generaciones de aquel cartucho para Game Boy lanzado en 1999. Y es justo eso: una adaptación a nuestros tiempos de algo que funcionaba bien pero que se había quedado desfasado con el paso de los años.
Pero no he venido aquí a tratar de un título sobre el que han corrido ríos de tinta. Buceando por Resetera, me encontré con este post que enlazaba a un aburrido artículo de porcentajes de la agencia NPD donde se hablaba de la conversión de usuarios que estaba alcanzando el archiconocido ‘Pokémon Go’ en Estados Unidos. Este artículo (si se cumplen las previsiones) es la confirmación de que la estrategia de Nintendo a la hora de traspasar sus franquicias al público móvil está haciendo efecto, aunque haya tenido descalabros como ‘Animal Crossing Pocket Camp’ o ‘Super Mario Run’, que no funcionaron tan bien como deberían.
Expandir el mercado a base de títulos de móvil con un público consolidado parece una jugada maestra. Por ahora
Me explico: están consiguiendo expandir el mercado como hicieron con Nintendo DS y Wii pero de una manera completamente diferente. Y la desventaja con la que partían en ese momento, con un público poco acostumbrado a juegos y consolas, ahora se ha convertido en personas que parten del mundo móvil, con el freemium, el F2P y los micropagos más que asimilados. Pero es también público que está dispuesto a desembolsar entre 350 y 400 euros en su consola + juego/experiencia completa como bien demuestra el estudio, con casi el 13% de los jugadores de ‘Pokémon Go’ en EEUU sin Switch pensando en comprarla. Ocho millones de personas sólo en Estados Unidos. ¡Casi nada! Aunque también aquí se cruza el factor nostalgia, ya que la edad del jugador de ‘Pokémon Go’ se sitúa entre los 18 y los 34 años, siendo los más talluditos de este intervalo los que recordarán con cariño las tardes con la Game Boy y Nocilla (o el equivalente estadounidense: mantequilla de cacahuete).
Para cerrar el círculo, quizás deberíamos conocer cuánto de ese 13% son usuarios de otras plataformas, pero para el caso que nos ocupa nos ayuda a hacernos una idea de cuál es la conversión que está consiguiendo a experiencias más tradicionales. Y aunque todos esos usuarios no compren otro juego, Nintendo Switch por sí sola siempre se está vendiendo con un margen de beneficio, oponiéndose a la tendencia en el hardware de vender las consolas a pérdida recuperándolo posteriormente vía juegos y amortización.
En definitiva, mientras Sony y Xbox siguen machacándonos con el mensaje de «para vosotros, jugadores» o el de «I witnessed the most powerful console ever» apelando a un público que ya está más que evangelizado —y hacen bien porque es su producto y el segmento de mercado al que pueden apelar aunque cada vez más la venta del software físico/digital entendido como producción AAA esté dando paso al Games as a Service y las suscripciones para jugar online. A los rumores/confirmaciones de Xbox One sin lector de disco me remito—, Nintendo sigue en sus trece: hardware, sin ninguna duda, desfasado pero exprimiendo sus posibilidades, y títulos que apelen al público más amplio posible. Y aunque este año a nivel de lanzamientos ha sido especialmente duro en la híbrida —demasiado refrito de Wii U y poca savia nueva en el horizonte junto a unos Nintendo Direct atroces— y todavía estamos a la espera de ver el relevo generacional que se tiene que producir pronto en la compañía tokiota, parece que todos estamos dentro de esta corriente que difumina las fronteras de los videojuegos. A Ryan Reynolds pongo por testigo de ello.
¡Nos hemos mudado!
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