por Luis García
24 noviembre, 2016
El género de las mariposas Caligo, más conocido como el de las mariposas búho, es famoso por sus llamativos ojos representados en sus grandes alas. Un punto focal que les permite camuflarse durante el día de sus depredadores mientras reposan en los marrones troncos de los árboles selváticos de Centroamérica y Sudamérica. Un rasgo inconfundible que aparece tras su metamorfosis de oruga a mariposa. Ojos que no sólo sirven para ser admirados, sino que representan un cambio necesario para lograr sobrevivir en un hábitat tan salvaje como hostil.
La industria del videojuego se asemeja a las selvas donde vive el llamativo insecto: un lugar hostil repleto de grandes depredadores donde, si tu tamaño no es suficiente para poder defenderte, necesitas llamar la atención. El ACE Team, el equipo desarrollador indie chileno bajo el amparo de Atlus, es quizás el mejor equivalente a las Caligo. Si en algo se diferencian del resto de estudios es por su facilidad para transformarse en cada nuevo lanzamiento, manteniendo siempre un elogiable diseño. Un rasgo altamente visible a través de su anterior título, ‘Abyss Odyssey’.
Inevitablemente, haciendo honor a la naturaleza cambiante del estudio, dejamos atrás el averno modernista para introducirnos en una película de serie B. Sí, mejor estar preparados para ver de nuevo lo peor de aquellas obras: la falta de presupuesto que se traducía en recursos técnicos insuficientes, acabados pésimos e interpretaciones que derivarían en un producto más cercano a las obras de teatro escolares que a las espectaculares producciones de Hollywood. Sujeciones en el aire mediante hilos visibles, uso de plantas de plástico y monstruos de goma —o disfrazados como buenamente se podía—, etc. Gracias a estas llamativas técnicas nacía un género cinematográfico con una importante bolsa de seguidores. Béla Lugosi, Ed Wood o Raquel Welch son figuras mediáticas elevadas por ese casposo mundo productor de humor, aunque originalmente el objetivo fuese otro muy distinto.
Cuando Robot rescata al príncipe
Podríamos afirmar que ‘The Deadly Tower of Monsters’ es un paseo por una torre de sesenta y cinco niveles de altura que alcanzará literalmente las estrellas. La aventura plataformera comenzará con un Dick Starspeed llegado al planeta Gravoria por un accidente con su nave —sí, el argumento es tan poco original como se podría esperar—, acompañado por su inseparable asistente mecánico Robot, inservible tras el impacto. Dick deberá adentrarse en el hostil escenario para intentar arreglar la nave y así poder seguir su camino. Rápidamente comprobará cómo el nuevo planeta está habitado, y no precisamente por seres pacíficos. Desde ese instante, deberemos hacer uso de nuestras armas de corta y larga distancia, incluso pudiendo esquivar los ataques de nuestros enemigos. Otra forma menos ortodoxa será acabar con ellos saltándoles encima, guiño al universo videolúdico. No hará falta esperar mucho para encontrarnos en una complicada situación de la que nos salvará la tercera protagonista jugable de la historia, Scarlet Nova, hija del tirano emperador que tiene esclavizados a los seres de Gravoria en busca de su propio beneficio. Scarlet intentará pararle los pies con la necesaria ayuda de la peculiar pareja formada por Dick y Robot, siempre y cuando logremos reparar a este último y alcancemos la cima de la torre.
Para lograr su hazaña, cada uno de los personajes dispone de sus propios ataques especiales, cuatro en total, que se irán desbloqueando a medida que vayamos avanzando. Estos poderes también diferenciarán las habilidades de cada personaje jugable, siendo básico el uso de cada uno de ellos para el progreso. Mientras Dick es capaz de poner minas, Scarlet se caracteriza por moverse a mucha más velocidad que el resto, y Robot podrá activar mecanismos gracias a sus descargas eléctricas. Dispondremos de un total de diez armas de corto alcance y ocho de larga distancia, igualmente desbloqueables con el progreso, y mejorables reuniendo el oro repartido por el escenario y el dejado por los enemigos vencidos. Para ello también serán vitales el hallazgo de tres tipos de tuercas, diferenciadas por su color azul, plateado y dorado; estas últimas serán las más complicadas de encontrar, dándonos importantes dolores de cabeza, que además serán básicas para mejorar las mejores armas. Algunas de las tuercas no serán accesibles hasta la última parte de la partida, ya que requerirán los poderes especiales más tardíos.
Sin embargo, esta búsqueda, que podría otorgarnos retos y tiempo extra de juego, queda diluida por la falta de dificultad presentada por la torre de los monstruos. En siete horas podemos alcanzar el fin de la partida, a falta de completar la caza de los múltiples coleccionables a los que tendremos acceso. Quizás, la corta duración del título sea otro punto negativo que remarcar, aunque sea un apartado complicado de valorar. Por una parte, el bajo nivel de dificultad en la mayoría de situaciones nos permite avanzar rápidamente por los niveles, facilitando la sensación de avance lineal, característico del séptimo arte: una ayuda más para el objetivo real del juego, la inmersión en el film que estamos recreando. Sin embargo, la duración resulta escasa para el nivel de diversión que nos ofrece el juego. Un aumento de horas supondría también un incremento de niveles de la torre; y a más niveles para mantener la variedad conseguida, más carga de trabajo y coste de producción. Al ser un producto indie, posiblemente hablemos de una utopía y debamos contentarnos con esas siete buenas y valiosas horas. Un periodo de tiempo repleto de variaciones a nivel de diseño de escenarios y alternando el tipo de acción y de cámara. Las sesenta y cinco plantas de la torre esconden un parque jurásico, un laboratorio de clonación, e incluso un barco fantasma capitaneado por un simio que navega el mar que rodea la torre.
Un escenario ecléctico y vertical que repite una secuencia durante toda la ascensión. No, no disponemos de ascensores. Para subir deberemos correr y saltar por rampas inclinadas que harán la vez de plataformas no siempre pacíficas. Esperándonos, peligros dispuestos a parar nuestro progreso. No sólo hablamos de personajes animados; integrados en el escenario podremos encontrar láseres o esculturas escupidoras de fuego. Como buenos anfitriones que son, el ACE Team ha diseñado zonas de descanso en cada piso, más amplias y seguras, aunque desgraciadamente estos espacios estén ya habitados por las variopintas bestias que nos atacarán en grupo e incluso por fases; los pasillos permanecerán sellados, siendo obligatorio acabar con todos ellos para poder avanzar. Ocasionalmente veremos en pantalla un icono que nos indicará que deberemos aproximarnos al borde de la torre para dar caza a ovnis y bestias aladas capaces de disparar bolas de fuego; en ese momento cambiaremos de un plataformas a un shooter, dejando de lado la cámara isométrica para posicionarla sobre el jugador, otorgándonos una privilegiada vista de los peligros que se acercan desde una posición inferior. Hará aparición una mira que podremos controlar para apuntar sobre los objetivos. Esta misma situación se repetirá para acabar con ciertos bosses mientras caemos juntos hacia la base de la torre.
El plano más horizontal, aquél emplazado en la que sería la planta baja del edificio, nos permite experimentar otro tipo de acción. Encontraremos zonas mucho más amplias, sin tanta limitación espacial, más centradas en la exploración, sin olvidar la acción y los combates a ras de suelo. Volveremos a revivir el sellado de zona hasta que no finiquitemos a todos nuestros adversarios. Y por si estas variaciones no fueran suficientes, en ciertos momentos de la historia estaremos obligados a retroceder, usando el teletransporte manual habilitado gracias a unas torres de guardado repartidas a lo largo de la infraestructura. Un edificio tan titánico que nos hará llegar al espacio, logrando en todo momento una sensación de altura pocas veces vista en un videojuego. Una caída al abismo aprovechada por los desarrolladores para empujarnos al vacío a fin de pasar por el centro de los aros dorados que rodean la torre al estilo ‘Pilotwings’.
Luces, cámaras y ¡acción!
Las intenciones de ‘The Deadly Tower of Monsters’ de esconder una película dentro de un videojuego quedan claras desde los créditos iniciales. Nada más salir el logo de Atlus, escucharemos la curtida y cansada voz del director de la ficticia cinta homónima: Dan Smith se dispone a grabar los comentarios que luego se incluirían en la versión extendida en DVD del film. Él será el encargado de narrarnos las anécdotas de una grabación cuanto menos trambólica, otorgándole en todo momento un toque de humor que cae a veces en la ironía, el cinismo e incluso un machismo tan exagerado que no deja lugar a dudas sobre la intención crítica de sus autores. Escucharemos cómo Dan divaga y bromea con la elección del nombre del protagonista masculino, Dick Starspeed, o cómo alcanzaban supuestos acuerdos con otras producciones para compartir atrezzo, cuando lo que realmente hacían era colarse de noche en estudios ajenos para grabar ciertas secuencias. Desgraciadamente se hace inviable poder seguir el ritmo de los subtítulos en castellano en momentos donde estaremos centrados en la acción jugable. Por ello se echará en falta un registro, una transcripción de ese guión a la cual poder acceder como si de un coleccionable más se tratase. Dan estará acompañado por el técnico de grabación, que se mostrará tan sorprendido como nosotros por las perlas lanzadas por el director.
El discurso de Dan será una fuente más de guiños que se suman a todos los que visualizaremos durante la acción, dirigidos a llamar la atención del jugador, recibiendo plenitud de referencias al mundo cinematográfico y videolúdico. El lazo entre ambos sectores queda patente en la explicación del recurso del pajar paracaídas desde ciertas alturas del protagonista, o en el uso de un invasor espacial muy reconocible para indicarnos que se aproximan objetos voladores no identificados. Incluso, en ciertas ocasiones, sentiremos que el estudio chileno aprovecha la voz del director para criticar la indústria del cine a través de paralelismos, aunque nunca se haga de manera explícita. Sin embargo los guiños más frecuentes y obvios serán aquellos dirigidos al séptimo arte: desde monstruos gigantes a simios esclavizados, dinosaurios animados en stop motion, robots de hojalata o científicos locos, ¡incluso ‘La Mosca’! Inteligentes referencias que no cesarán hasta el final del juego, ofreciéndonos un agradable paseo por la historia de las películas de serie B y la ciencia ficción.
De hecho, también veremos cómo gran parte de los menús están orientados a la experiencia ya retro del uso de los videos VHS. La pantalla de pausa nos muestra iconos de reproducción, y cuando deseemos evitar las escenas cinematográficas lo haremos haciendo fast forward. Tanto el sonido como la estética buscarán con éxito evocar el universo analógico. El uso de las técnicas de movimiento stop motion, los cables para sostener en el aire los ovnis o los árboles de plástico no harán más que reforzar estas sensación. Incluso nos serviremos de minas para explotar bloques de rocas que impiden el paso a nuevas zonas. ¿Deberíamos esperar la explosión en mil pedazos de los obstáculos? Obviamente no: ¡se desinflan porque son hinchables! Y por si el paso del cine al diseño tridimensional del juego nos privase de la percepción de las chapuzas características de este tipo de producciones, el propio Dan nos iluminará con sus casuales aclaraciones. Un esfuerzo constante del ACE Team que se ve recompensado al lograr, con ‘The Deadly Tower of Monsters’, sumergirnos completamente en ese imperfecto universo que representa la serie B.
Para acabar de pulir la inmersión del jugador, el juego presenta una banda sonora de varias piezas que irán reproduciéndose dependiendo de la situación en la que nos encontremos. Es imposible ponerle pegas a tal belleza sonora, más cuando cumple a la perfección con su cometido. Llevará al jugador en volandas mientras pasea por las plataformas, acaba con sus adversarios o explora los escenarios a la caza de los múltiples coleccionables escondidos por la torre. Sinfonías perfectas que generan un plus de tensión a la batalla contra el gorila gigante, o crean una atmósfera misteriosa cuando debamos resolver alguno de los sencillos enigmas a los que nos enfrentaremos. Una banda sonora que, sumada a la narración del director y al diseño visual, vuelve a demostrar el savoir faire del ACE Team en los campos más artísticos.
A pesar de su corta duración y la baja dificultad, ‘The Deadly Towers of Monsters’ consigue con creces su objetivo de divertirnos mediante el humor nacido de las producciones de serie B. Con elementos reconocibles por todos los amantes de la ciencia ficción, o que suponen un primer vistazo para aquéllos más alejados de ese mundo, el juego de ACE Team consigue divertirnos en cada momento. Una obra casi redonda que confirma al equipo chileno como merecedor de nuestra atención, que con el trabajo realizado con la gigantesca torre está a un paso de la excelencia. Quizás no debamos esperar demasiado para verles triunfar, y posiblemente su esplendor llegue con su siguiente juego. Seguro será un nuevo cambio de rumbo y de forma, una metamorfosis necesaria para sobrevivir en esta selva hostil.
¡Nos hemos mudado!
Conoce nuestra nueva revista y apoya el proyecto de Editorial GameReport.
Entra en el LOOP