El multijugador como motor:
la era del gaming social

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16 septiembre, 2014

Dos compañías y un objetivo: ‘Destiny’.

Activision ha vuelto a ingresar miles de millones en sus arcas gracias a la creación de una franquicia que no dudará en explotar durante los próximos años hasta la extenuación. Con un un estudio de renombre detrás, su propuesta entre ‘Borderlands’ y ‘Mass Effect’ ha hecho que casi toda nuestra lista de amigos esté llena de personas jugando a lo nuevo de Bungie. ¿Éxito de una semana o monumento perdurable?

La historia de ‘Destiny’ nos recuerda poderosamente a la de ‘Titanfall’. Respawn Entertainment, con los renegados de Infinity Ward, anunciando el multijugador que durará décadas, respaldados por EA. Cosa de un mes, donde se habló de su condición de exclusivo, es lo que duró la vida del que iba a ser el mata-CODs. Estaban fuera del circuito en un corto espacio de tiempo, aun con el esfuerzo de publicidad que se hizo y el compromiso de nuevo contenido en los siguientes meses. Quizás este relativo fracaso fue debido al débil despegue de Xbox One en todos los territorios, algo que también le pasa a PlayStation 4, en menor medida.

Pero no quiero explicar la clave del éxito de ‘Destiny’ por su carácter multiplataforma. Ni siquiera que sea el primer título de Bungie en otros dispositivos fuera de los de Microsoft: eso sólo tendría que haber arrastrado en masa a los fans de la saga ‘Halo’ y, por ende, su éxito hubiera quedado circunscrito sólo a las consolas de la gigante estadounidense.

Destiny-3

Realmente, lo que Activision ha hecho rematadamente bien ha sido generar un ruido ensordecedor, no sólo por la inversión brutal en marketing, apareciendo en portadas de diarios como El País, sino también por la falta de reviews día uno a las que nos hemos acostumbrado. Eso ha posibilitado que millones de usuarios se hayan lanzado a los foros a intentar encontrar el feedback acostumbrado, encontrándose con los early adopters del título, gente que ya sabía qué se iba a encontrar y que, como persona que reserva juegos, está embargado por un hype exagerado. Sólo así se explican las reacciones tan positivas que se tuvieron los primeros días respecto a la nueva obra de Bungie, contraponiéndose a las valoraciones que días después han salido y que dejan un posillo amargo, análisis que nos dejan la conclusión de un buen juego pero con ciertas deficiencias que le impiden acercarse al Olimpo de una next-gen recien nacida.

Pero el primer paso está dado: ‘Destiny’ tiene comunidad, una que ya ha posteado mil veces lo maravilloso que es ‘Destiny’ y que está ansioso de probar el nuevo contenido que, a lo largo de estos meses, Bungie tiene preparado para que la atención no decaiga. La publicación del calendario de eventos, días después del lanzamiento, se hace en prevención de que el jugador que ya ha terminado el juego no lo abandone tan rápido como lo ha comprado, animándole a que siga subiendo de nivel para afrontar los desafíos que le aguardan en cualquier planeta del Sistema Solar. Le mantienen expectante, a la espera de que una nueva puerta se abra y le enseñe un poco más de ese universo fabricado por Bungie.

¿Qué podemos sacar de todo esto? Fácil. Es la demostración palpable de cómo la comunidad puede influir en su éxito o fracaso. Conseguir simpatía o engagement entre desarrolladora y jugador es una de las prioridades en las que se sostienen los títulos exclusivamente multijugador. Una estrategia muy parecida a las discotecas, donde es necesario que la gente anime el local, caliente el ambiente y, posteriormente, incite al consumo.

Entramos en la era del gaming social, donde las experiencias individuales van a ser difíciles de mantener, ya que generan menores réditos y mayores costes

destiny-2La estrategia de ‘Destiny’ recuerda a la de ‘Minecraft’, de plena actualidad por la compra de Mojang por parte de Microsoft: un puñado de early adopters —tempranos en el caso del título de Mojang porque adquirieron el producto antes de que ni siquiera estuviera completo, sin tener la certeza de que algún día terminase el constante ritmo de actualizaciones— que se emocionan con el juego, arrastrando a toda una comunidad de jugadores detrás de él. No es raro ver una noticia sobre la obra cumbre de Notch que no hable sobre la reconstrucción de una ciudad ficticia o real en el mundo virtual, o la utilización de mods para recrear otras experiencias. Todo es contenido generado por esta comunidad, motor del éxito.

Si no quedáis convencidos, ¿por qué ha perdurado ‘Counter Strike’ muchos años después de su lanzamiento? La cantidad de modificaciones realizadas por los usuarios, mapas y armas han mantenido a la obra de Valve fresca, dispuesta a dar un rato divertido en su compañía. También de esta manera se podrían explicar los éxitos de ‘Team Fortress 2’, ‘Left 4 Dead’, ‘Warcraft’, etc.

En definitiva, parece que el multijugador ha quedado validado como único modo de juego. El triunfo de ‘WOW’ en el ámbito de los MMORPG ya había sentado un valioso precedente pero ‘Destiny’ ha terminado de constatar un hecho: los jugadores piden multijugador. Mantenerlos enganchados más tiempo gracias a sus amigos da lugar a una mayor probabilidad de que adquieran la posterior expansión de contenido, como han demostrado los sucesivos DLC de ‘Call of Duty’. Entramos en la era del gaming social, donde las experiencias individuales van a ser difíciles de mantener, ya que generan menores réditos y mayores costes.

Por todo ello, ¡bienvenidos al pago de cuotas mensuales! ¡Bienvenidos al always connected encubierto! Pero, recordad, dentro de unos años, hablaremos de vaporware: software que se ha ido abandonando paulatinamente y que finalmente quedará como un disco inservible, un apéndice que necesita de los servidores para vivir y ofrecer nuevas experiencias al jugador. Mientras, generemos comunidad y mantengamos la ilusión de que poseemos algo, algo que sólo tendremos en nuestra memoria dentro de unos años. ¡Bienvenidos al gaming social!

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