por Juanma García
31 marzo, 2015
Siempre, por alguna razón, he sentido un profundo interés por entender por qué ciertos títulos no han vendido más que un par de metafóricas copias. Esta sensación me lleva a sentir compasión por títulos que o bien el público no entendió o la prensa dinamitera mandó demasiado pronto al cementerio de los videojuegos. Me ha pasado muchas veces, y el título del que os voy a hablar —y ojalá a descubrir— es con el que, probablemente, mayor indignación he sentido por este motivo.
Indagando en las entrañas de los más míticos videojuegos de terror resulta imposible no encontrarse títulos del poderío de ‘Silent Hill’, ‘Resident Evil’ (del que nuestro compañero Alejandro Patiño ha hecho un reportaje estupendo en GameReport #8) o el ya clásico ‘Amnesia: The Dark Descent’. Para un servidor resulta prácticamente imposible pensar en el terror y que no aparezca por un pequeño sendero de la memoria el maltratado ‘Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth’.
El título se basa, como resulta obvio, en la mitología implantada por H. P. Lovecraft, y concretamente en la corta novela ‘La sombra sobre Innsmouth’ de 1931. En el videojuego nos ponemos en la piel de Jack Walters, un atormentado detective que ha tenido que pasar los últimos tres años de su vida encerrado en el manicomio de Arkham y que ahora, de vuelta a la cordura, es contratado para investigar la desaparición de una persona en el pueblo de Innsmouth; aunque bien es cierto que nada es lo que parece.
La población costera da la bienvenida a Walters vestida de las galas más siniestras posibles, con grandes ojos observando los movimientos del detective mientras las palabras de los aldeanos en derredor explotan y confeccionan un traje oscuro para la noche que se une a la trama. Desconfiamos de sus malignas intenciones, respiramos la sangre corriendo por las calles mojadas de la reciente lluvia, y parece que vemos a la muerte en cada esquina como si se tratara de una espía analizando cómo acabar con el hilo que nos disponemos a desentramar: un accidente, una enfermedad, un crimen o cualquier otro método que nos reúna con la parca.
La búsqueda de la verdad es un viaje de un único sentido hacia la locura.
La ambientación desprende el aroma de H. P. Lovecraft, impregnándose con el surrealismo más aterrador y la adoración a mitos oscuros que residen en moradas de las que pocas personas han oído hablar. Por cada segundo que pasamos dentro del título, se nos hace más patente que los autores saben lo que es crear un terreno donde cada personaje es un mundo que investigar; quien más y quien menos intentará distraernos —o directamente eliminarnos— para impedirnos descubrir sus secretos, así que debemos poner todo de nuestra parte para conseguir una victoria que perdure en la historia y haga resplandecer la luz de la verdad sobre esta población perdida.
‘Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth’ crea un cóctel de sensaciones en el que tan pronto investigamos con total sigilo una localización como estamos huyendo cual alma que carga el diablo por los tejados de Innsmouth: ese es, sin lugar a dudas, uno de sus aciertos más remarcables. La sensación de moverse con miedo a ser descubierto y la constante presencia de la muerte soplando en la nuca se quedan en una anécdota comparadas con la fatiga mental y el terror que supone huir corriendo mientras las balas vuelan por el aire, buscando impactar en nuestra cabeza. Así pues, su mezcla de aventura, acción y toque sigiloso nos plantea vivir en un juego con tres modos de juegos distintos pero con algo en común: el peligro. El peligro convive con nosotros durante toda la obra, y nos obliga a estar alerta de las pisadas, las rondas nocturnas de los habitantes o la conversación lejana que mantienen dos de esos gorilas vestidos con el ropaje típico de los domingos.
Para su desgracia, y a pesar de que la historia sea digna de alabanza y la ambientación saque a relucir el alma de H. P. Lovecraft, cabe decir que la jugabilidad está diseñada de forma tosca y con fallos tremendos, como enemigos que ven a través de las paredes en alguna que otra ocasión. Aun así, este escollo que no impide disfrutar de un título armado de terror hasta los dientes y que dispara cada bala a un punto concreto: el peligro, la muerte, el misterio, el surrealismo, la angustia y la locura.
Es por ello que ‘Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth’ gusta entre un grupo selecto de usuarios que sentimos indignación y disconformidad con las opiniones de ciertos bárbaros, capaces de tildar de verdadero horror al juego y dejar a sus creadores sin más ideas que llevar a cabo. Por eso, en estas líneas recalco que, por mucha tosquedad que encuentre en la jugabilidad de este título, siempre va a ser mi eterno candidato a recuperar del olvido.
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