por Victoria Belver
23 enero, 2017
Definido por muchos como el fighting 2D más complicado del mercado y desapercibido para buena parte del público que no está demasiado especializado, ‘BlazBlue’ es una saga de Arc System Works que lleva ya nueve años a sus espaldas. Cuatro títulos principales, otras tantas ampliaciones, decenas de spin-offs y sobre todo una renovación constante en un juego que empezó bebiendo de ‘Guilty Gear’ y con el que ahora mismo coexiste pacíficamente. Una franquicia venerada por muchos pero a la que, sin embargo, resulta intimidante entrar a estas alturas. ¿Quién se atrevería con él? Pero no hay nada que temer: la complejidad no va reñida con la accesibilidad. Y en eso ‘BlazBlue’ destaca tremendamente.
De todo un poco
Si hubiera que definir a este ‘Central Fiction’ con una sola palabra, esta sería sin duda completísimo. Desde el menú ya se atisban las decenas de opciones y modos que ofrece el juego, y para alguien que no ha tocado apenas la saga, resulta cuanto menos estimulante ver la cantidad de contenido del que hace gala. Desde el modo arcade (que tiene ya más historia que muchos juegos de lucha) al modo historia (una novela visual con combates intercalados), pasando por un tutorial impecable y un modo supervivencia, además de un modo entrenamiento verdaderamente excelente. Pero eso no es todo: también hay un modo contrarreloj, un modo por puntuaciones, y el Grim of Abyss Mode, que permite mejorar poco a poco al personaje como si se tratase de un RPG. Todas estas modalidades de juego nos irán dando puntos, que podemos gastar en la tienda para comprar nuevas ilustraciones (incluyendo los comentarios de los artistas), música de entregas anteriores, o colores y trajes para los personajes.
Su verdadera baza es que sabe introducir todo esto de una forma magistral: el jugador es consciente de las mil opciones que otorga el juego, pero nunca se siente presionado o incluso superado por ellas. ‘Central Fiction’ es lo que uno quiera: totalmente válido tanto como juego competitivo online (donde verdaderamente brilla), como juego de luchas casual al que ponerse de vez en cuando o, incluso, como visual novel para aquéllos que son fanáticos de su historia (aunque haya mejores exponentes en el mercado, pero sigue siendo un extra que se agradece muchísimo). Incluso hay un modo Stylish con el que algunos combos se ejecutan solos, dirigido a ese pequeño nicho que año tras año sólo busca en ‘Blazblue’ una nueva historia; y aunque parezca algo extraño para un juego de luchas, no es poco el público que lo sigue por este motivo, y los recordatorios de la trama que se incluyen en todos los títulos o el tremendísimo glosario refuerzan todavía más esta impresión.
…Pero esto era un juego de luchas, ¿no?
No obstante, la cantidad de modos y posibilidades no servirían de nada si el juego no funcionara, y vaya si lo hace. Las bases de ‘Blazblue’ nos presentan un juego de cuatro botones aparentemente sencillo (ataque débil, medio, fuerte y especial), que según el input de la cruceta variarán el movimiento resultante. La cantidad de combinaciones y combos existentes es relativamente baja y perfectamente asequible para la memoria de cualquier persona que disfrute del juego, siendo la verdadera clave el posicionamiento, la velocidad, y el control del espacio. Es un juego verdaderamente agresivo, enfocado mayormente a la ofensiva porque en caso de llegar hasta el muro, quien queda de espaldas a él quedará obviamente en una desventaja importante al no poder hacer uso de buena parte de las herramientas que ofrece su sistema.
Tras los ataques básicos, se encuentran los agarres, la defensa especial, los clásicos proyectiles, un juego aéreo importante (casi céntrico para algunos personajes) y un buen número de habilidades especiales. El Active Flow premiará el juego ofensivo aumentando un 10% el ataque, mientras que el Overdrive será vital para dominar el juego: un modo en el que se entra pulsando todos los botones a la vez y que durante algunos segundos nos hará más fuertes, además de mejorar el rango o velocidad de algunos de los ataques, siendo una habilidad que cambia completamente según el personaje. El Overdrive se recarga, pero también permite técnicas más avanzadas como el Exceed Accel, un potentísimo ataque especial que resultará determinante para ganar los combates. Su gracia, claro, no es el ataque en sí, sino desarrollar la suficiente habilidad como para colárselo al enemigo: como todo fighting, no deja de ser todo un enorme juego mental.
Tras esta retahíla de extraños términos, puede parecer que efectivamente teníamos razón con la impresión inicial y que ‘BlazBlue’ sí era después de todo un juego al que era difícil acercarse, pero nada más lejos de la realidad. El tutorial (dividido en tres niveles, todos ellos con un montón de subdivisiones) es verdaderamente fantástico: explica las bases del juego de una forma sencilla en lecciones cortas, y es útil tanto para el jugador que está entrando como para el veterano que quiere conocer todas las novedades de ‘Central Fiction’. Incluso hay un modo reto que nos propone combos para todos los personajes y nos señalará en qué parte hemos fallado, por lo que resultará muy fácil detectar y corregir todos los errores, además de entender el ritmo al que se han de tocar los botones para que el combo funcione. Es un juego complejo, sí: pero hay en él herramientas más que suficientes para comprender y asimilar todo su sistema sin necesidad de recurrir a ayudas externas.
Siguiendo el tema de la complejidad, en el amplio plantel de ‘Central Fiction’ (treinta y cinco personajes, tres de ellos vía DLC) toda la plantilla jugable está enormemente diferenciada. Hay personajes con habilidades verdaderamente únicas que, sin duda, complican el juego pero le dan una profundidad verdaderamente apreciable. Así como Arakune o Carl han sido siempre muy difíciles, Jin, Ragna o Naoto son mucho más estándar: personajes con los que es más sencillo familiarizarse y asimilar las bases de ‘BlazBlue’ aunque no sean en absoluto fáciles de dominar. Los hay para todos los gustos y todos los tipos de jugadores: desde el juego aéreo de Izanami o los proyectiles de Nine, pasando por la brutal presión ofensiva de Taokaka y muchos, muchos más: un amplísimo abanico de estilos por los que inclinarse, quedando cubiertas las necesidades de todos los públicos.
Pero lo más importante de un juego de lucha es su multijugador: en parte, la piedra angular en la actualidad es su online. En esto, por suerte, tampoco se han equivocado: su infraestructura online es impecable, e incluso cuenta con un cross-play estupendo entre PlayStation 3 y PlayStation 4, siendo el único inconveniente que no se puede invitar a los amigos de la otra plataforma directamente a la sala, sino que la tienen que encontrar desde el buscador: una diferencia de pocos segundos. Más allá de la creación de salas (que, por cierto, se pueden personalizar de formas muy originales con objetos de la tienda), existe el clásico matchmaking, buscar salas públicas para combatir, o entrar a cualquiera de las salas oficiales de sus cinco servidores. Las opciones son variadas y el juego es verdaderamente sólido en su netcode: con un ADSL de 20 MB desde una PlayStation 3 con wi-fi que para otros títulos me da bastantes problemas, no he experimentado ningún lag con otros jugadores europeos independientemente de su plataforma. Un trabajo verdaderamente excelente.
Una vez cubierto el sistema de juego y la abrumadora cantidad de contenido, hay que hablar del tercer aspecto más destacable del juego: lo vistoso que es. ‘BlazBlue: Central Fiction’ es un juego de lucha en dos dimensiones, con sprites dibujados a mano que se ven y se mueven de fábula. Animaciones bonitas, fluidas, que ponen el broche de oro a un juego ya de por sí estupendo: pequeños detalles como las animaciones en pelo o ropa que demuestran el mimo con el que está hecho. Los escenarios son en tres dimensiones, pero hay que reconocer que siguen siendo muy llamativos, pues además de la amplia variedad, todo el apartado artístico del juego y la pequeña presentación anterior a los combates no desmerecen para nada el trabajo manual de los sprites. Unido a una banda sonora de gran calidad, con decenas de temas (tanto propios como de juegos anteriores) y totalmente rockera como ya es costumbre en Arc System Works, el resultado final es simplemente espectacular.
En el momento de afrontar un nuevo juego de lucha pueden pasar muchas cosas, pero sobre todo nos puede asaltar un cierto miedo a lo desconocido, a la curva de aprendizaje de un tipo de fighting completamente diferente al que estamos acostumbrados. Ante todo, ‘Central Fiction’ es completísimo: no solo por cantidad de contenido, sino por la tremenda calidad de éste. Su sistema funciona realmente bien, su complejidad es sin duda enorme, pero también resulta accesible para el jugador neófito que tras oír maravillas decide meterse en él, gracias a los completísimos tutoriales que incorpora. El trabajo que hay detrás de todo esto es muy loable, y aunque la saga está perdiendo parte de su popularidad por la cantidad de lanzamientos y revisiones (con los que resulta fácil perderse), el último episodio de la saga merece ser jugado y disfrutado. A Arc System Works hay que reconocerle algo: la calidad de sus lanzamientos es algo que ya querrían para sí otras compañías.
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