Así no, por favor

Mother Russia Bleeds

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9 enero, 2017

— Pues últimamente he oído mucho ruido sobre el ‘Mother Russia Bleeds’, pero la verdad es que no tengo mucha idea de qué va.
— ¡Hostia, tío! Pues es un beat ‘em up de puta madre. Si a ti te molan un montón… Además va de rusos drogatas que se pinchan la yugular para curarse y se vuelven to’ locos machacando putas cabezas contra el suelo, como en el ‘Hotline Miami’.
— ¡No jodas! Pues me lo compro.

Más o menos así es como ‘Mother Russia Bleeds’ llegó a mis manos. Lo cierto es que no había leído gran cosa del juego de Le Cartel Studio y, aunque para la mayoría de gente la referencia a ‘Hotline Miami’ supusiera un gancho importante para la compra, tampoco en mi caso ayudó demasiado, habida cuenta de que apenas he echado un par de partidas a la versión de PlayStation Vita. A mi juicio, ‘Mother Russia Bleeds’ llegó a quedar instalado en mi PC de la mejor manera posible: gracias a la recomendación de un amigo y compañero de esta casa. Hay algo mágico en dejarse guiar por alguien que, a priori, conoce tus gustos y preferencias, y aunque esta experiencia no alcanza el tántrico nivel de aleatoriedad de elegir un juego por la portada, lo cierto es que en muchas ocasiones puede conducir a mayúsculas sorpresas y colosales decepciones.

‘Mother Russia Bleeds’, debo apuntar, no supone ni una cosa ni la otra. Lo mejor que se puede decir del último beat ‘em up de moda es precisamente eso: que es un beat ‘em up y que está de moda. Lo cual no es que sea poco decir, precisamente; recordemos que hablamos de un género que no levanta cabeza desde los noventa. ¿Qué hay de atractivo en este título para haber logrado relativo éxito pese a pertenecer a un género tan denostado e incomprendido como el brawler? Empecemos por el principio.

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En una era de invasivas redes sociales, prensa manipuladora y corrupta, escaso respeto por los clásicos y postureo sin fin, el criterio propio y fundado está en crítico peligro de extinción. Conscientes de estas reprochables premisas, Le Cartel Studio anuncia su juego en el año 2014, y en un mes lanza su primer tráiler repleto de contenido pre-alpha, drogas duras y golpes tan violentos como para asustar a alguien que se crió viendo la WWF con su tazón de Cola Cao en el regazo. Todo en orden, salvo porque aprovecha el tirón de otro juego indie que logró conquistar al público como trampolín para vender su propuesta. Hablo de ‘Hotline Miami’. Este primer tráiler de ‘Mother Russia Bleeds’ muestra el tercer nivel del juego, un club de carretera cuyos depravados pobladores gustan de seguir la moda del título de Dennaton Games, al vestir obscenas e inanimadas máscaras de animales. Su estética y algunos de los movimientos del único personaje mostrado —en ese momento—, recordaban tanto a ‘Hotline Miami’ que dicha similitud se convierte en su mejor baza para la promoción, y el vídeo acaba compartido por toda la red, conquistando a un buen puñado de amantes de ‘Hotline Miami’ que, sin mirar más allá, ya tenían este título en el punto de mira. Una promoción rápida, económica y tremendamente efectiva, a costa de… digamos tomar prestada una identidad tan especial como ajena.

Podríamos decir que inspirarse en el asunto de las máscaras no marca toda la dirección artística de un videojuego, y estaríamos en lo cierto, pero ‘Mother Russia Bleeds’ hereda mucho más que eso. Se trata de algo sutil, de una actitud y una dirección concreta más que de un mero atrezzo puntual. Hay cosas aquí y allá que supuran ‘Hotline Miami’. Está en el vestir de los personajes, en sus enajenadas miradas y sus extravagantes andares. Sin embargo, no puede negarse que ‘Mother Russia Bleeds’ entra por los ojos. Con dos tipos de acabado disponibles —CRT y HD— y una gama cromática muy concreta, este yo contra el barrio pone en pantalla una Rusia alternativa de los años ochenta, en la que cuatro gitanos de un poblado chabolista se verán abocados a un experimento con drogas duras, quedando inmersos en una desquiciante y prescindible trama de conspiranoia aderezada con una ensalada de hostias a la altura de las circunstancias. La Rusia dibujada por Le Cartel Studio es una todavía más sucia, depravada y violenta que la que cualquier cliché preconcebido —que, no lo dudes, también encuentra su representación en este título— pudiera indicar. Y claro, eso nos aboca irremediablemente a encontrarnos con la fauna típica de este tipo de juegos: yonkis, chulos, putas, camellos, rateros, delincuentes, asesinos, borrachos y los peores de todos ellos: esos cabronazos trajeados del gobierno que, con su sonrisa Profident, presumen de gafas de sol en plena Rusia invernal. Con dos cojones. ¡Pero qué ganas dan de reventarles la puta cabeza, joder!

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Pues dicho y hecho. Los golpes son salvajes, el repicar de cada pulsación se transmite a la pantalla con contundencia, y de ahí vuela a tu mente. Puedes sentir cada golpe como si de verdad lo estuvieras impartiendo. Con la cadencia adecuada, con el crujir idóneo. Cada una de las hostias que encajas se las apaña para medrar, destrozando a ese muñeco de paja en que se convierte cada rival tras el primero de los directos a su despreciable cuerpo. Ves a tu enemigo cada vez más demacrado, y no importa que le estés pegando en la puta cabeza y al yonki le sangre la rodilla. Lo único que importa es ver el daño causado, regocijarse como un demonio en el dolor ajeno, en la sangre derramada y, ¿por qué no?, en cada uno de los cráneos que revientas como si esto fuera ‘Resident Evil’ y tu puño una shotgun con munición ilimitada. Puñetazos, patadas y llaves, pero también barras metálicas adecuadamente encontradas en mitad de la calle, insalubres inodoros arrancados de cuajo por algún cafre o incluso alguna que otra pipa que, claro… se saca para disparar, ¿no, parguela? Y si es entre ceja y ceja, mejor que mejor, no vaya a ser que te tomen por un don nadie.

‘Mother Russia Bleeds’ fracasa en las tres claves que todo buen brawler debiera cumplir

Todo pinta bien, pero como ya sabemos, siempre tiene que pasar algo que acabe jodiéndolo todo, y lamentablemente, ‘Mother Russia Bleeds’ no es la excepción. Se trata de un beat ‘em up un tanto especial. Y no, no voy a venir ahora con el cuento de siempre, con esa soplapollez de que es un juego repetitivo como le achacan en la red a todos los beat ‘em up de nuevo cuño que se atreven a salir al mercado. Estás machacando putas cabezas al ritmo de una OST interesante, en unos escenarios atractivos y acompañado de cuatro amigos… ¿Y te cansas? ¿Qué más quieres? Pues bueno… un poquito de profundidad jugable. Porque resulta muy fácil ir a Steam a vender títulos indie cuando se les cuelgan referencias como ‘Streets of Rage’ o ‘Renegade’, que no es que le queden grandes a ‘Mother Russia Bleeds’, no, es que directamente juegan en otra liga. Primero porque entienden su género a la perfección, y segundo porque alcanzan la excelencia a través de las tres claves principales que cualquier brawler debiera cumplir. Y ‘Mother Russia Bleeds’ fracasa en las tres aunque, de algún extraño modo, se las apaña para no ser un fraude completo. Por un lado, la hitbox está absolutamente rota. No con todos los personajes, siendo Ivan el que sale mejor parado, y Boris el que peor, pero los golpes y combinaciones de nuestros queridos muñecotes no aterrizan siempre como debieran en los enemigos, lo que provoca una desazón y frustración sin precedentes en ningún otro beat ‘em up que servidor haya probado. No es de recibo que esté uno machacando cráneos a destajo y en mitad del combo el personaje se adelante debido a la animación del mismo, haciendo que los golpes más contundentes traspasen al enemigo a pesar de verse claramente que deberían impactar. Y la gravedad de este asunto acaba por permear a todos los apartados del título, destrozando la jugabilidad hasta tener ganas de quitar el juego mordiéndote el puño de la misma rabia.

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Tampoco los combos facilitan el crowd control, que es siempre el mayor motor de la jugabilidad de cualquier beat ‘em up que se precie. La diferencia entre un buen jugador de beat ‘em ups y uno del montón es su sabiduría para establecer prioridades en la aniquilación de enemigos. Conocer los tiempos de los combos, saber administrarlos midiendo las distancias, conocer a los tipos de enemigos. Es algo que ‘Mother Russia Bleeds’ nos pone realmente difícil, primero porque las combinaciones no son especialmente imaginativas y priman la pulsación repetida por encima de la habilidad con el pad —o el stick—, pero también porque los agarres son demasiado básicos y raramente impactan como debieran. Y, sobre todo, porque su patrón para garantizar la jugabilidad elige la cantidad por encima de la calidad. ‘Mother Russia Bleeds’ se dedica a arrojar a la pantalla a centenares de enemigos sin seguir ningún aparente patrón estratégico. Verdaderas hordas que hay que despachar con combos terriblemente estáticos, insuficientemente versátiles a la hora de mandar lejos a un enemigo para así poder encarar a otro antes de que nos atice por la espalda.

Además, esto enlaza con la tercera de las claves del buen beat ‘em up, en la que ‘Mother Russia Bleeds’ vuelve a fracasar estrepitosamente: la selección de rivales a batir. Los enemigos no se complementan entre sí y no colaboran como es debido para hacernos vivir un infierno porque sencillamente nadie ha pensado en ellos más allá de aquí pega putas y aquí pon a uno de los gordacos. El título acusa una enorme falta de imaginación a la hora de elaborar las filas enemigas, combinarlas y hacer que funcionen como un equipo. No es que la inteligencia artificial falle a la hora de intentar rodearnos, pero no es normal que enemigos armados con rifles de asalto se pongan en primera línea mientras aquellos que cuentan solo con sus puños desnudos esperan detrás. La variedad de enemigos es insuficiente, y sus patrones de ataque y defensa, previsibles y poco acertados. Y lo peor de todo es que, aun así, no se trata de un juego fácil de superar —aunque tampoco uno especialmente difícil— debido a que juega todas sus cartas a la cantidad desmesurada de enemigos que es capaz de poner en pantalla, a menudo con tanta falta de tino como de lógica.

La diferencia entre un buen jugador de beat ‘em ups y uno del montón es su sabiduría para establecer prioridades en la aniquilación de enemigos

‘Mother Russia Bleeds’ es un beat ‘em up divertido y ameno por su simplicidad y su carácter distendido y amable con el jugador, pero arrastra un buen puñado de carencias a pesar de su arrollador carisma. A buen seguro saciará las ansias de cualquier neófito del género con ganas de desatar su faceta más violenta sobre oleadas de enemigos anodinos y limitados, porque se trata de un juego asequible no exento de reto, con una puesta en escena admirable y una ejecución bochornosa que poco o nada importará a un buen hatajo de posers que lo comprarán rebajado. Sin embargo, es un juego que no pasa la prueba al compararse con todos aquellos tótems del género que el fan entregado se ha pasado tantas veces que ya ni recuerda. Se trata de un título que muestra apresuramiento, desidia e incluso un poco de terquedad por querer imponer una fórmula que a todas luces nunca funcionó. Muchas gracias, Le Cartel Studio, por traer de nuevo el género a la actualidad, pero a todos aquéllos que estén por intentarlo de nuevo: así no, por favor.

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