por Alejandro Patiño
4 febrero, 2016
Tiempo hubo en que innumerables héroes hollaran estas tierras imponiendo su justicia y su paz con abnegada entrega y sentida devoción. Hablo de un tiempo más sencillo, cuando pérfidos vampiros aguardaban pacientemente para ser descubiertos en lo más profundo de cuevas plagadas de engendros demoníacos. Un tiempo en que los héroes se dedicaban a batallar contra gigantescos dragones y oscuros magos renegados, descubriendo ignotos secretos capaces de volver el mundo del revés. Tiempo era de aventura. De recorrer el Reino sintiendo el peligro en la nuca, con lo improbable como meta y lo desconocido por bandera. Tiempo era éste para Shovel Knight y Shield Knight, la mejor pareja de aventureros que cualquier bardo soñara poder conocer. Su temple y su valor residían en lo más profundo de sus corazones que, latiendo como uno solo, gustaban siempre de enfrentarse a innumerables peligros y avatares sin fin. Hasta que un día, una maldición acabó con la impetuosa coalición, encerrando a Shield Knight en la sellada Torre del Hado. Pasaron los años y llegaron tiempos aciagos. Hoy, La Orden sin Cuartel atemoriza a todo el Reino, invadiendo castillos y destruyendo tierras. Según algunos testigos, semejantes bellacos salieron de la Torre del Hado, que se encuentra misteriosamente abierta de nuevo, brindando a Shovel Knight la última oportunidad para tratar de liberar a su amada.
Con toda esta trama como introducción, no es difícil adivinar por dónde van los tiros en ‘Shovel Knight’. La misión de rescate de nuestro caballeroso palero requerirá de toda nuestra habilidad —además de un profundo respeto por el Código de la Palería— para atravesar el Reino entero en busca de nuestra amada, al tiempo que regalamos una lección de modales a cada uno de los ocho miembros de la Orden sin Cuartel. Un básico planteamiento de corte tan clásico como sobradamente solvente y desquiciantemente adictivo. ‘Shovel Knight’ se disfraza de aventura, situando todos y cada uno de sus niveles en un mapa que podemos recorrer con limitada libertad —ya que iremos desbloqueando más trozos del mismo— e introduce también un par de aldeas donde nuestro personaje podrá adquirir bienes y servicios en forma de mejoras para su pala o nuevas armaduras. Sin embargo, no nos equivoquemos, puesto que se trata de un título en el que los palazos en la cabeza están a la orden del día, y en el que la acción y el desenfreno llevan la voz cantante. Shovel Knight corre, salta, se impulsa con su pala al saltar sobre sus incautos enemigos e incluso es capaz de utilizar todas aquellas reliquias que sea capaz de encontrar. Todo esto será necesario para que nuestro valiente consiga llegar, sorteando todos los obstáculos, desde el punto A al punto B de cada nivel, donde un malvado jefe de oscuras intenciones y comportamiento regido por inteligentes patrones le aguarda para aleccionarle con solemne vehemencia y amenazador ademán. Algo que nadie regido por el Código de la Palería permitiría, por supuesto.
Pero, aun sin quererlo, me estoy adelantando. Llegaremos a los enfrentamientos contra esos malvados, pero no sin antes disfrutar del camino. Los parajes, castillos, pantanos y guaridas que Shovel Knight tendrá que atravesar están elaborados con enorme gusto, con varias capas de scroll que terminan de redondear unos escenarios preciosos, que están además construidos con enorme esmero, para obligar a nuestro héroe a utilizar todo su elenco de habilidades con maestría. Se trata de una de las claves principales del título. La inteligencia utilizada en la arquitectura y diseño de niveles es lo que logra que estemos ante un juego de acción-aventura excelente. El desarrollo de la gran mayoría de estos niveles es fluido y nunca aburre, ya que todos y cada uno de ellos incluyen nuevos elementos o circunstancias cuyo funcionamiento y posibilidades es necesario descubrir y entender. Así, por ejemplo, habrá que utilizar balas de cañón gigantes como plataformas móviles donde rebotar con nuestra pala o aprender a moverse con cuidado en la oscuridad de una tormenta, excepto cuando los rayos nos iluminan el camino.
El método de ensayo y error cumple una función vital en ‘Shovel Knight’, ya que forma parte de todo el motor de su jugabilidad
Además, los escenarios esconden multitud de tesoros, gemas e incluso caminos secretos que podrían desembocar en la adquisición de nuevas reliquias, por lo que siempre hay que poner un ojo, tanto en encontrar los caminos secretos o tesoros escondidos —que nos servirán para hacernos con nuevas reliquias o mejorar nuestro equipo— como en superar los cada vez más inoportunos obstáculos y enemigos. Se trata de niveles largos de reto creciente, en los que encontramos diversos checkpoints, que podemos elegir destruir a cambio de obtener jugosas sumas de oro y joyas. Un planteamiento tan original como lleno de significado. Al jugar a ‘Shovel Knight’, podemos elegir ser precavidos e ir forjando nuestra fortuna poco a poco, o por el contrario intentar tirar de atajo y dedicarnos a romper checkpoints, pero eso hará que la distancia que tengamos que salvar al morir sea mucho mayor, y teniendo en cuenta que cada vez que morimos perdemos una importante suma de nuestro dinero acumulado y que podemos recuperarla sólo si llegamos hasta el punto donde fallecimos, puede convertirse en un arma de doble filo. Un sistema que viene a sustituir a las clásicas vidas, cumpliendo la doble función de intensificar algo que el juego ya hace genial de por sí. El método de ensayo y error cumple una función vital en ‘Shovel Knight’, ya que forma parte de todo el motor de su jugabilidad, en el sentido de que superar los niveles requiere frecuentemente investigación y muerte. El hecho de jugarnos nuestro preciado dinero cada vez que intentamos recuperarlo tras una muerte hace que repetir segmentos de niveles sea más emocionante que nunca, ya que un paso en falso puede terminar no sólo con una muerte y la consecuente pérdida del dinero, sino con la pérdida definitiva de la suma anterior que intentábamos recuperar. Sin embargo, este sistema termina fracasando, ya que, aunque es útil y divertido al principio, termina por ser irrelevante a partir de la mitad del juego, cuando nos damos cuenta de que podremos comprar todas las mejoras para nuestro personaje y nos acabará sobrando mucho dinero. Lamentablemente, al final, este sistema provoca una latente falta de penalización al morir, lo que redunda en una rebaja en el nivel de dificultad que no le hace ningún bien, y que podría tal vez haberse salvado de utilizar el sistema clásico de vidas.
Ni siquiera las batallas contra los jefes, mencionadas anteriormente, son especialmente difíciles, y aunque es verdad que moriremos frecuentemente en nuestros primeros enfrentamientos, acabaremos por superarlas con relativa facilidad, debido a dos motivos principales. Para empezar, todos los jefes del título cuentan con un checkpoint justo en la entrada y, además, todos ellos siguen patrones que, aunque nos ponen las cosas realmente difíciles al principio, acaba por volverse fácil anticipar sus ataques a partir de la segunda o tercera vida perdida. El proceso, eso sí, resulta enormemente adictivo, convirtiéndose estas secciones en algunas de las más brillantes del juego. Algo que vuelve a poner de manifiesto la enorme importancia que el método de ensayo y error tiene en todo lo referente al apartado jugable del título. Además, el diseño de los jefes raya también a un nivel muy alto, y todos ellos cuentan con todo el carisma disponible en las pocas líneas de diálogo que cruzan con nuestro no menos carismático personaje.
Yacht Club Games ha cuidado mucho también este apartado. Toda la obra desprende un aire amigable y buenrollista que anima a disfrutarla con una sonrisa en la cara, y eso es algo que muy pocos juegos pueden decir hoy en día. Todos los diálogos están elaborados con un enorme sentido del humor, y dan vida a través de ellos a un mundo de fantasía donde animales antropomorfos compran sombreros o juegan a correr el aro, donde los nobles critican a sus señores y todos se toman con enorme respeto y evidente pompa una Orden de Palería repleta de tipos con casco que tan pronto sacuden palazos a una rata u observan el baile de una trucha con cola de manzana como derrocan a un malvado señor feudal que vive en una ballena biónica, salvando el día y llegando a casa a tiempo para la cena. Se trata de un título que hace gala de esa inteligencia de no tomarse demasiado en serio a sí mismo cuando por otro lado está bordando algunas de las mecánicas que llevábamos tantos años sin ver a un nivel tan alto.
‘Shovel Knight’ encuentra en su brillante ejecución y su exquisito carisma los mayores activos para sobresalir como uno de los mejores juegos de acción-aventura de los últimos años. Su dominio del ensayo y error logra mantenerte pegado a la pantalla como nadie lo había hecho desde ‘Motorstorm’, y al mismo tiempo su tono ligero, simpático y divertido hacen que esforzarse por superar cada uno de los tramos no nos haga perder la sonrisa, al estar en todo momento aprendiendo y disfrutando de las nuevas situaciones y elementos disponibles. Sin embargo, ‘Shovel Knight’ no es el juego perfecto, aunque a veces lo parezca. Un balance al alza de la dificultad y una mayor duración apuntalarían al título como un auténtico must have. Seguramente, ‘Shovel Knight’ no ofrezca todo lo que muchos pudieran esperar de él, pero no se puede negar que todo aquello que ofrece, lo borda. Y eso no es poco decir, precisamente.
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[…] vienen a apuntalar una banda sonora de lo más especial; algo que servidor no había visto desde ‘Shovel Knight’. Porque no solo se construye una banda sonora espectacular, sino que sirve para introducir al […]