15 enero, 2019
No he sido muy amigo de itch.io hasta la fecha. No es culpa de la plataforma, sino mía; supongo que tiene que ver con que, enfangado ya en Steam y en GOG, me daba cierta cosa tener que hacerme cuenta en otra plataforma más. O puede que la fama que tiene a sus espaldas de servir de refugio a juegos raros hasta para lo que es habitual en los indies, prototipos a medio terminar, juegos cortos hechos para game jams y demás cosas rarunas me haya echado para atrás; puede que sólo tuviera cosas que despertaran más mi interés en los sitios que ya frecuentaba.
En fin, año nuevo, vida nueva, ¿no es así? La actitud que hasta ahora he mantenido hacia la plataforma indie tiene una obvia desventaja: impide encontrarme con proyectos ajenos a las corrientes más comerciales, o ver cosas que me pueden resultar interesantes y disfrutables antes de que aparezcan en circuitos más populares. Va siendo hora de desecharla, y explorar todo lo que puede ofrecerme (y, sobre todo, ofreceros) itch.io.
Además, el pasado IndieMad me encontré con unos muchachos muy majos, conocidos como Anarkade, que presentaban un brawler ambientado en una Barcelona cyberpunk, retrofuturista y ochentera a más no poder, y TENÍA que tocarlo tarde o temprano. De modo que hoy, primer post mío de 2019, entro a su página de itch.io, y bajo el prototipo de su todavía inacabada obra: ‘Rawal Rumble’.
El comienzo me da fuerte en los centros de placer: futuro sombrío, (Neo)Barcelona posnuclear dominada por fuerzas extremocentristas, masa ciudadana aborregada por la propaganda… Hasta que los tiranos tensan la cuerda de más. La aprobación de una serie de leyes que colman el vaso de los abusos, incluyendo la reinstauración del derecho de pernada, provocan un levantamiento popular contra los opresores en el barrio del Raval (o Rawal, en la nomenclatura del juego). Y, en medio de tan convulso mogollón, un hombre de tupé rubio reconoce a la mujer de su vida siendo arrestada por la policía… y decide que ya va siendo hora de partir cráneos.
Entre neones y malas calles tiene lugar la acción de los tres primeros niveles de ‘Rawal Rumble’, los únicos jugables por ahora en el prototipo. Solos, o en compañía de un colega de parecida prestancia, nos enfrentaremos a la pérfida ciberpolicía y a sus colaboradores de la banda del Perejil Loco (unos Mad Gear con sabor local). Nuestro arsenal de técnicas es clásico: un botón para puñetazos, otro para patadas, un salto, un ataque hacia atrás muy socorrido —sobre todo cuando estamos rodeados por media docena o más de matones, cosa que ocurrirá con frecuencia a medida que avancemos— y un ataque especial presionando puñetazo y patada a la vez que limpia el forro a los capullos que nos rodean a cambio de una parte de nuestra vida.
Con esas habilidades, toca curtirles el lomo a una colección de macarras que parecen refugiados de un reboot de ‘Final Fight’, ‘Vendetta’ o ‘Streets of Rage’, pero también a polis antidisturbios que, por razones que sólo ellos comprenden (si acaso), llevan el torso al aire. De fondo, letreros de comercios que parodian marcas más o menos conocidas, secundarios que hacen referencia a otros juegos, y un buen puñado de referencias más o menos localistas; no es que sean imprescindibles para gozar del juego, pero algo de conocimiento de la cultura popular barcelonesa puede ayudar a entender por qué, por ejemplo, uno de los niveles tiene a ewoks (sí, ewoks) ocultándose entre los árboles y arbustos del Parque Güell.
Si no nos basta con los puños, podremos recurrir a las armas más o menos improvisadas que encontraremos en nuestro camino, ya las arrebatemos de manos de nuestros enemigos o las saquemos del escenario. Los convencionales bates y katanas hacen aparición, pero también podremos arrancar papeleras y arrojárselas a los malos, o coger pistolas con las que tirotearles hasta que agotemos su munición. El toque local también se nota en este apartado, en forma de bolsas con latas de cerveza que podemos emplear como proyectiles.
De momento, tan sólo el primer nivel, que tiene lugar en el metro (neo)barcelonés, cuenta con su correspondiente jefe final, ¡pero qué jefe! No es que sea original en su táctica, o que sea particularmente complicado (joder, es el condenado primer jefe del juego), ¡ES QUE ES UN ANTIDISTURBIOS GIGANTE QUE DEFECA BOMBAS INCENDIARIAS COMO UN PUTO CAGANER! Yo, con semejante adversario, por lo menos quiero seguir jugando, siquiera para ver qué más locuras se sacarán de la chistera. Que la jugabilidad parezca por ahora bastante sólida, aparte de algunos momentos de detección de colisión algo dudosos, contribuye en no menor medida.
Todavía queda para que ‘Rawal Rumble’ esté completo, pero este despiporre de tortas, gráficos retro y sátira política a mala leche promete. Por ejemplo, promete otros dos personajes jugables, incluyendo a la damisela en peligro que, al ver a su rescatador a punto de ser reducido por los villanos, se hartará lo bastante como para tomar cartas en el asunto y empezar a cascar calaveras. Promete también jefes tan disparatados o más como el caganer antidisturbios, con referencias a personajes locales como el incalificable Josmar. A mí, con que pulan algunas asperezas, ya me tienen ganado; pero es que, siendo un juego de yo contra el barrio, retrofuturista y con coñejas dignas de ‘Fanhunter’ en sus buenos momentos, ya me tienen contento.
Descargad ya el prototipo de ‘Rawal Rumble’.
¡Nos hemos mudado!
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