por Sergio Guerreiro
19 diciembre, 2016
Hay pocas sensaciones en la vida como las que da un concierto. Desde fuera, podría parecer que un grupo de gente se ha reunido y pagado una entrada para ver a un grupo de tíos metiendo ruido sobre un escenario mientras el público se mueve erráticamente como en aquella escena de ‘Los Simpson’ en Lollapalooza. Si vas es por una razón: por la sensación que la música en directo provoca a los que asistimos como público. No sólo es el éxtasis que provoca y cómo la música entra dentro de ti, sino que hay una sensación completa de hermanamiento y unión con el resto de la gente que ha ido. Somos individuos, pero a la vez todos los allí presentes somos uno. Es una sensación única en sí misma y esto es lo que intenta replicar ‘Guitar Hero Live’.
El título de FreeStyleGames es, a su manera, una rara avis dentro del panorama musical. Los ‘Guitar Hero’ y ‘Rock Band’ tuvieron una etapa de vida muy corta. Lo que empezó como una manera de reinventar el sistema de juego del ‘Guitar Freaks’ de Konami se acabó volviendo una revolución en el juego musical, aunque sólo fuera por el nivel de inmersión que nos proporcionaba el mando con forma de guitarra y sus cinco botones emulando trastes. Sus juegos fueron de los más vendidos, y rara era la persona que no tenía o no hubiera jugado una de sus múltiples iteraciones. Juego musical y party game, todo en uno. Sin embargo, estas sagas acabaron desapareciendo por su propio peso: la extenuación de las franquicias debido a la sobreexplotación salvaje de las mismas y el alto coste de crear tantos instrumentos de plástico y almacenar todos los que no se vendían. Víctima de su propia fama, la saga entró en coma durante otros cinco años, resurgiendo con un título que es a la vez reinvención y una vuelta a los orígenes. Sin olvidarse de intentar apelar a un público mayoritario.
‘Guitar Hero Live’ empieza de una manera peculiar. Fuera del juego nos encontramos con un mando de guitarra que es diferente a los que hemos visto: tiene seis botones como los originales, pero divididos en dos filas de tres, de color blanco o negro. Atrás queda tener que mover la mano por el mástil para intentar pulsar cada una de las notas, ahora sólo queda jugar con la posición de los tres dedos. Al principio choca, pero cuando empezamos a jugar y ponemos el tutorial, queda claro que el sistema es sencillo para cualquiera que llegue a la franquicia. La segunda reinvención llega con la puesta en escena del juego. Y es que consigue emular un festival de música y todo lo que pasa por el: los nervios tras bambalinas, las miradas de complicidad y sobre todo el jolgorio del público si tocamos bien o los abucheos y las miradas asesinas si pervertimos la música, dándote un feedback más orgánico. Es una pequeña vuelta de tuerca y algo únicamente posible con el presupuesto de un triple A. Con todo ese dinero FreeStyleGames decide tirar la casa por la ventana y crear festivales y grupos paródicos de diversos estilos musicales como el bluegrass o el emo, cuyos referentes son claros y ayudan a darle un sabor más propio a su propuesta. Cierto es que son grupos que sólo tocan versiones de otros más famosos, versiones de álbum que están un poco distorsionadas y a las que se le añade a un público coreando los estribillos para que parezca que de verdad estamos tocando en un concierto. Se le ve el cartón, pero funciona aún con la reacción repetitiva de los extras del público como en la mirada de complicidad del resto de miembros de la banda para hacerte sentir especial siempre. Funciona porque te sientes parte de la experiencia y del concierto, sobre todo cuando entras en flow y no fallas ni una nota, volviéndote uno con la guitarra y la música, siendo tu cuerpo un mero intérprete y nexo de comunicación entre ambos.
Pero, además, esos conciertos también son una pequeña variación a lo que estamos acostumbrados en la saga. Si con anterioridad sólo tocábamos canciones sueltas, en esta nueva entrega nos enfrentamos a repertorios de entre tres y cinco canciones, uno por cada grupo, y dividido a lo largo de los dos festivales que compone el juego base. La selección musical es variada y busca complacer a todo el mundo: sí, suenan The Black Keys y Arctic Monkeys. También están presente The Who, The Killers e incluso Fall Out Boy. Pero también nos encontramos canciones de Katy Perry o Rihanna, e incluso una de Skrillex, creando así una playlist heterogénea que no querremos dejar de escuchar y que es, a la vez, una imagen perfecta de los gustos musicales que se llevan a día de hoy. Además, el sistema de juego también ha sufrido un pequeño cambio. Adiós al Game Over si fallamos muchas notas seguidas: tu penalización es el odio del público y la vergüenza de no clavar las notas como te pide tu cuerpo y tu orgullo; aparte de tener una peor puntuación en el modo de partida rápida o en el online.
Se le ve el cartón, pero funciona porque te sientes parte de la experiencia y del concierto, sobre todo cuando no fallas ni una nota
Y este último modo, denominado ‘Guitar Hero TV’, ha conseguido dar una vuelta de tuerca completa al modelo de negocios de packs de canciones y DLC que se siguió desde el primer ‘Rock Band’. Es uno de esos casos de “juego como servicio” y se estructura con dos canales cuyo diseño recuerda al estilo visual utilizado por VH1: uno orientado a la audiencia habitual de los ‘Guitar Hero’ tradicionales, con una gran cantidad de temas de rock y metal; y uno orientado a gente menos rockera, con más pop e indie. Cuando entramos en cualquiera de los dos canales podemos tocar la canción del videoclip que suena en ese momento y, si no nos gusta, cambiar de canal o tocar a la carta cualquiera de todos los videoclips que están colgados en la red y que aumentan considerablemente la oferta de canciones (unas doscientas doce a día de hoy)… Pero no es tan bucólico como parece. En primer lugar, se le introduce un sistema de progresión y de desbloqueo de mejoras (ya sea para comprar recompensas estéticas o power-ups que podemos usar en cada canción) que se siente un lastre innecesario para ponerse a tocar. Por no hablar de que tiene una estructura Free To Play: si quieres tocar canciones a la carta debes utilizar fichas, que se consiguen subiendo de nivel, con moneda del juego, o con moneda premium que consigues con dinero real. Por suerte esto no acaba siendo un estorbo, y en todo caso fomenta que te pongas a tocar las canciones de los canales, ya sea por conocer nuevos grupos o por lanzarte a la aventura. Lo importante es que disfrutes tocando la música y que des en tu salón el mejor concierto que puedas hacer, tú solo o acompañado de otro colega y su guitarra.
Ante todo la música es una de las más bellas creaciones del hombre y los juegos musicales no son sino una manera de disfrutar más profundamente dicho arte. De conocer cada canción, interpretarla como si nos la supiéramos al dedillo y acabar siguiendo el ritmo que nos marca la canción de manera automática, sólo ayudados de nuestros dedos y oídos. Somos uno con esa melodía. ‘Guitar Hero Live’ es una expresión de amor por esa sensación y por los conciertos, de hacernos formar partes de los mismos como si estuviéramos dando el directo de nuestras vidas y también de la diversión intrínseca que lleva aparejada vivir la música en nuestras entrañas mientras el sonido se apodera de nosotros. Es hora de dejarnos llevar por el ritmo y no hay ninguna sensación más maravillosa que esa.
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Puedo equivocarme, pero creo que los mandos originales de guitar hero tenían cinco botones en vez de seis. Aparte de eso, el resto del texto es excelente.
Sí, tienes razón, ha sido una errata y ya está corregida. ¡Muchas gracias!
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