A diez pies de profundidad

Como la tapa de un libro recién terminado, sobre las cantoneras descansa el peso del tiempo. Un grabado sobrio resumiendo años y años de vivir y perdurar. El silencio sucede a la misa y arreglos forales de tonos pastel colorean el jaspe y el mármol. Ahora sí, no hay marcha atrás. Game over. Todo cuanto queda está contenido en esa caja, un objeto tridimensional utilitarista y pragmático, un contenedor donde los significados se reducen a significante. La conclusión de cualquier viaje. A su vez, otros vendrán en otros lugares, en otras épocas.

El décimo número de GameReport es el número de la muerte. Videojuegos con permadeath, con vidas infinitas, obras que se la toman a cachondeo o depositan en ella su mensaje troncal. A todas horas, completándolos, la muerte es lenguaje y mecánica, piedra en el camino, punitoria o pedagógica, ornamento o imposición jugable. La muerte vivisecciona nuestras partidas, nuestros recuerdos. Para Alejandro, el deceso de Aeris en ‘Final Fantasy VII’ representa, a través del ritual sacrificial, el ejemplo más exacto de lo irreversible, lo violentamente inevitable. Para Juanma, el olor de la sangre en ‘Bloodborne’ atiende a un perverso primitivismo social frente al silogismo moral, devorado por una sed vampírica ciega y ceniza. Para Sergio y el gran ‘Ghost Trick’, actitud es supervivencia, al mal tiempo buena cara y no hay mejor forma de salir del pozo que construyendo una escalera. Pablo, en cambio, ha encontrado el motor de la venganza en los agrestes y bucólicos poblados del universo de ‘The Witcher’. La muerte habla de emociones, habla de nosotros. Nadie es ajeno a su embargo. Sus cuencas vacías y cadavéricas nos escrutan. Él es el único miembro de la familia que nunca se irá.

Ahora, con este calor criminal, planteamos un breve suspenso veraniego para GameReport. Necesitamos espacio para distanciarnos, replantear el negocio, renacer y volver con aquella energía primigenia. Estamos de aniversario, permítanos celebrarlo a golpe de stick y algún que otro daikiri. Diez números ya, donde hemos aprendido a releer, a rejugar, a entender y contemplar nuevas perspectivas a través del trabajo constante y el placer de sentir los videojuegos como medio cultural. Y seguiremos; es el único método de progreso que conocemos. Lo mejor está por llegar. Pasen unas felices vacaciones mientras surfean la ola estival y recuerden que GameReport existe por y para ustedes. Porque, al fin y al cabo, y después de un tiempo siempre indeterminado, lo único que sobrevive es aquello conservado en nuestra memoria.

¡Nos hemos mudado!

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