por Fernando Porta
25 enero, 2016
Somos Jotun, guardianes y señores de estas tierras, guerrera. Demuestra tu valía ante nosotros y tu señor Odín, recupera el honor perdido en la muerte y podrás gozar del honor del Valhalla junto a tus compañeros caídos en la batalla. Ante ti el camino es retorcido y te esperaremos al final, dispuestos a apagar cualquier rayo de esperanza que puedas albergar. ¿Preparada para lo imposible?
Enfrentarse a un Kickstarter debe ser una tarea titánica: crear un proyecto desde cero sin la seguridad de un colchón que te permita fallar. Fracasar es marcarte de por vida y defraudar a cientos de inversores que han confiado en tu visión creativa y tu capacidad para llevar el producto a buen puerto. Es, en definitiva, enfrentarse a un gigante con la esperanza de que el golpe fatal no llegue nunca.
2299 backers formaron al gigante con el que Thunder Lotus Games se tuvo que encarar. Con ellos 64000 dolares canadienses que a punto estuvieron de no ser suficientes para conseguir completar el proyecto. No era una campaña de marketing para poder demostrar a un publisher que apostara por ellos: era un todo o nada como definían en su Kickstarter hace un año y pico, un salto al vacío con desarrolladores curtidos en juegos para móvil y algún profesional que había trabajado durante años en la sobresaliente escena canadiense.
Un año y medio después, ‘Jotun’ ha llegado finalmente a nuestras manos. Algunas características que prometieron en su campaña se han quedado por el camino: la más sangrante, la de la realización de todos los gráficos a mano, extremo que ha provocado que algunos elementos hayan acabado realizándose de manera digital, quedando como un pegote sobre el escenario. A pesar de ello, es extraño no quedarse prendado inmediatamente por ‘Jotun’ una vez visto en movimiento: prometieron un zelda-like con una visión particular de la mitología nórdica, animado de manera tradicional y con una fuerte influencia de obras como ‘Shadow of the Colossus’, aunque en ese campo de se les adelantara ‘Titan Souls’.
Encarnamos a Thora, una vikinga que muere ahogada en un naufragio, una deshonra para cualquier guerrero que se precie, destinado a morir en una batalla. Antes de ser tragada por las oscuras profundidades del mar, es transportada a una especie de limbo donde Odín le ha dado una nueva oportunidad:
«Demuestra tu valía ante los Jotun y podrás cabalgar con las huestes del Valhalla en el Ragnarok»
El viaje comienza. Cinco tierras por delante y en juego nuestra salvación: las reminiscencias a la obra de Fumito Ueda nos vienen a la cabeza continuamente, aunque ‘Jotun’ sepa forjar su propio carácter. En vez de encontrarnos con escenarios completamente vacíos en los que tenemos que llegar a un objetivo, se crean gigantescos puzles que desembocan en el descubrimiento de las runas mágicas, las cuales nos permiten abrir la puerta hacia el regente de esas tierras, jefe final y obstáculo recurrente en nuestro camino. Para resolverlos, Thora contará con su hacha, un ataque fuerte que debemos cargar, uno débil, y la posibilidad de rodar para esquivar los ataques enemigos; un repertorio realmente limitado pero ajustado a lo que vamos a necesitar a lo largo de la aventura, ya que la variedad la introducen los diferentes poderes que nos conceden las grandes estatuas que tendremos que encontrar en nuestro camino, lugares de adoración a los dioses del panteón nórdico que permitirán aumentar la velocidad, regenerar la barra de vida o atizar más fuerte a los enemigos. Junto a ellos, frutos del árbol de la vida, Yggdrasil, que mejorarán la escasa resistencia con la que contamos.
Absolutamente todos los escenarios que recorremos a lo largo del juego se articulan a través de estos tres elementos, aunque algunos de ellos cuenten con acertijos y trampas propios. ‘Jotun’ decide así limitar aspectos importantes de la aventura, a sabiendas de los riesgos y la capacidad que tienen, con el fin único de centrar todos sus esfuerzos y recursos en la resolución del puzle final: los Jotun, la cima y prueba final de la obra de Thunder Lotus Games.
Espectaculares tanto en presentación como en planteamiento gracias al trabajo realizado al animarlos de manera tradicional, exigen el máximo de un jugador poco acostumbrado a los retos, que tiene que observar, calcular tiempos y memorizar patrones que cambian constantemente para asestar al menos un golpe que reduzca mínimamente la barra de vida del contrario. La inexistencia de checkpoints dentro de estos enfrentamientos y el hecho de que a veces su barra de vida se alargue demasiado en el tiempo hacen de su derrota una cuestión de paciencia antes que una recompensa por la habilidad del jugador, muchas veces frustrado por el (excesivo) castigo aplicado a cualquier error, la pesada velocidad de movimiento y la escasa resistencia de Thora.
Aun con todos sus fallos, ‘Jotun’ vuelve a hacer real aquello de que siempre es mejor una experiencia de tres horas pero valiosa, que una de chorrocientas atestada de relleno. Explota sus mecánicas hasta que no dan más de sí, sin que el jugador se canse de su ritmo pausado, añadiendo la variedad justa para que el viaje no resulte monótono y el destino llegue antes de lo que pensamos, aunque sea un viaje de una sola dirección: es difícil volver a revisitar el juego debido a los escasos incentivos que alberga para hacerlo. El resultado, aunque es irregular, reafirma el hecho de que Thunder Lotus Games ha blandido el hacha con firmeza y derrotado al gigante que les había atormentado durante un año y medio. No podemos esperar que con esta victoria hayan llegado al Valhalla, pero el inicio de su obra es realmente esperanzador: Odín seguramente habrá quedado complacido con sus valerosos actos.
¡Nos hemos mudado!
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