por Juanma García
14 abril, 2015
Aterra ver cuántas cosas ocurren en nuestra vida sin que nos demos cuenta. Aterran y joden a uno mismo hasta tal extremo de hundirle en la más absoluta y completa mierda, un pozo oscuro donde las manos amigas no sirven de mucho puesto que nuestro ánimo ayuda a arrastrarlos a nuestro pozo lleno de mugre y desolación.
Un día te das cuenta de que todo está cambiando. Un día recibes una llamada, un mensaje, una voz que habla y te dice una noticia de las que arrancan el alma y la usan como comida para los cuervos. Y así comienza un círculo vicioso donde pocas cosas pueden levantarte mínimamente el ánimo: pierdes la capacidad de hablar ante personas a las que les importas, discutes con aquellas personas a las que les falta algo para salir de tu vida. Te jodes y te vuelves a joder. Te cuesta disfrutar de las cosas en las que antes de esa noticia estabas inmerso con total alegría. Te cuesta disfrutar de tus hobbies y por ejemplo ese videojuego que tanto te estaba gustando lo quieres apartar de ti porque tu ánimo flaquea.
Un día te sientes con ganas de caminar y caminas. Con una música que ni mucho menos invitaría a un guateque, cruzas el umbral de una tienda como si el destino te quisiera decir algo. Definitivamente comprendes que estás teniendo un accidente filosófico en tu cabeza, buscando respuestas a preguntas tan comunes que nadie ha sabido responder, pero ahí estás, delante de un ‘Dark Souls’ que implora con un precio reducido su compra, a pesar de que sabes que no lo jugarás por tu batalla contra la realidad. A pesar de que te conciencias de que un juego complicado no es lo que mejor te viene en esos momentos: todo falacias.
Irónicamente sientes que has tenido suerte al encontrar encima su edición limitada, pero ni con esas te animas, pues piensas que un simple gesto de alegría invocará la tempestad de la desolación y el dolor, y eso sería de todo menos correcto. Pagas religiosamente el precio que marca y te largas de la tienda sin apenas gesticular con el empleado. Comprendes entonces que salir a la calle será un peligro para ese debate filosófico que estás teniendo contigo mismo, que allí fuera no hay nada que no puedas hacer en casa: entonces enciendes la consola, introduces el ‘Dark Souls’ por ver lo que ofrece y de repente, sin avisar, te cambia la vida totalmente.
‘Dark Souls’ es un juego oscuro, tosco, complicado y lleno de señales o indicios de que la muerte se encuentra en todo momento pisándote los talones en ese bosque, en ese jefe final o en cualquier lugar por el que te atrevas a explorar. En él, convergen los peores miedos del ser humano y por si no los compruebas te los escupen a la cara en cuanto pueden: miedo, oscuridad, peligro, criaturas deformes, pestilencia…Muerte.
Cada paso por el mundo ofrecido en el juego de From Software es un tour entre tus miedos, y ese miedo te hace superarte y vivir cada paso como si fuera un bache más del camino: una muerte dolorosa que conlleva la pérdida de un progreso, pero al fin y al cabo una experiencia más a la que nos debemos sobreponer.
‘Dark Souls’ actuó como un psicólogo en mi caso personal y no fue un juego más en el que pusiera todo mi empeño por acabarlo, no. Directamente fue el juego que cambió mi manera de ver la vida en un momento por el que sólo se paseaban dentro de mí la depresión y la oscuridad, donde la luz apenas tenía cabida. Me sentí como un idiota al empezarlo: los primeros pasos eran los de un bebé que, intentando no caerse, quiere caminar y conseguir un objetivo que le será vital en la vida. Poco a poco, los pasos se tornaban logros y lo imposible se hacía todo una realidad a base de esfuerzo, sacrificio y sobre todas las cosas, confianza en ti mismo. Este juego nos enseña a tener confianza y a, hablando en plata, echarle huevos para derribar a los monstruos que intenten bloquear nuestro éxito, buscando una estrategia para sentirnos vivos y abandonar toda estela de muerte que nos persigue por el camino. Lo que queda dentro de la victoria es una energía y un impulso de vida. ¡Bendito sea el sol!
Cuando el viaje de ‘Dark Souls’ acaba sientes un vacío que es complicado de llenar. Las preguntas giran alrededor de nosotros e inflaman nuestra mente con preguntas complicadas de responder: ¿y ahora a qué juego yo? ‘Dark Souls’ no es otro juego más en el que la superación esté vigente como tal. Es un juego que perfectamente puede convertirse en una terapia para sacarnos del desánimo. Con todo esto y más sólo me queda decirte que siempre que pases por un mal momento, juegos que saquen lo mejor de ti pueden ser un auténtico método para darnos un empujón hacia la felicidad.
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