San Andreas y la reivindicación tras el house de SF-UR

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27 febrero, 2019

Rolleterismo. Posiblemente desconozcas este término, pero en mi círculo hace referencia a ese punto en el que la elegancia musical se confunde con la sensualidad. Antes de seguir con la entrada necesito pedirte algo: olvida todos los juicios que asocies a un género como el house. ¿Por qué esta demanda? Hoy traigo un ejercicio como el que propuso Rockstar al elegir la música que suena en esta sesión. Volvemos a 2004, se publicaba un título bautizado como ‘Grand Theft Auto: San Andreas’ y en unas de sus radios se pinchaba house. Pero house en su primera forma. Toda similitud con lo que suelen poner en Máxima, Loca o Flaix FM es pura coincidencia. Todos conocemos lo que ofrece la saga —aún así, mejor que estéis atentos a lo que se viene en el próximo monográfico de esta casa—; la propuesta de ‘Grand Theft Auto’ se podría asociar fácilmente a rap, incluso a rock o punk. Géneros que transmiten ese punto de chulería o rebeldía, radicalismo antisistema escondido tras canciones que ambientan robos, actos vandálicos y un sinfín de situaciones inverosímiles. Sin embargo la radio SF-UR traía sonido selecto, maduro, elegante, casi sexual. ¿Por qué introducir en una franquicia con unas dinámicas tan marcadas y reconocibles un género musical sin relación aparente con ellas y tan poco común en el mundo de los videojuegos, alejado de los ritmos mainstream que arrasaban por aquel entonces?

Que SF-UR albergarse sonidos underground compuestos en los ochenta no era fruto de la casualidad. Quizá el secreto de esta selección sea un guiño a la cultura afroamericana del protagonista Carl Johnson; no es ningún secreto que el house es uno de los muchos estilos musicales que nacieron de su creatividad, repleto de raíces disco, jazz y soul. Su ADN se vería completado por mucho sampling y percusión generada por cajas de ritmos como las Roland 707, 808 o 909. Y es en la reivindicación tras el homenaje donde la selección del house más primerizo toma sentido. Un gesto radical por parte de Rockstar, que encaja con el carácter chulesco de sus protagonistas o con esa rebeldía necesaria para afrontar muchas de las tramas que nos proponen. Por eso te pedía que dejases de lado los juicios que tengas hacia el house o la electrónica en general. Lo que hoy te propongo es un viaje a Chicago, a principios de los ochenta, a imaginar una pista de baile repleta de gente. Un local como punto de partida, el Warhouse, y su DJ residente, Frankie Knuckles, como instigador de una cultura que hoy influye en gran parte de los éxitos más populares. Siento ser yo el que hoy me ponga tras los platos, pero nos queda algo de trabajo antes de poder contratar a artistas de tanto caché para la sección. Ahora sí, coge asiento —si puedes también unos auriculares—, dale al Play y disfruta.

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