por Luis García
3 octubre, 2018
El pasado sábado veintinueve de septiembre las madrileñas oficinas de Demium Games vieron cómo acontecía un evento que llevaba meses en el horno. Niveles de ingenio y creatividad loables escondidos en videojuegos experimentales, de controles y formas inverosímiles, unidos en una fiesta cuyo objetivo no era otro que la socialización, videojuegos y música mediante. Las puertas de Demium abrieron al público a las nueve de la aún calurosa tarde-noche de la capital. Dentro esperaban impacientes todas aquellas obras y las personas que firmaban sus creaciones. Un grupo humano que había colaborado en los preparativos previos y en la puesta a punto del Bemyhuman 2018. Tres personas en concreto implicadas en su dirección: Irene Navarro -creadora y organizadora—, Andrea Sacchi y Marina Díez se dejaron la piel en que todo estuviese perfecto, y con la ayuda del resto del staff y devs todo salió a pedir de boca. Pocas veces he visto tanta gente unida y predispuesta a ayudar en cualquier menester necesario, una actitud que posiblemente acabase impregnando todo el evento, hecho que permitió que comprobase, desde mi privilegiada posición de deejay de la fiesta, cómo toda la gente disfrutó de todas las actividades disponibles. Y de los encuentros. Porque como bien definió RicoALbe en su hilo de Twitter, el Bemyhuman es «una auténtica fiesta en la que celebrar los juegos más experimentales y cómo los juegos nos hacen jugar juntos». Amén.
Y en esa necesidad de aportar buen rollo al ambiente, un pinchadiscos debe saber qué música ayuda a que el ambiente sea más distendido. Deep house con vocales reconocibles, sonidos tan animados como elegantes, alguna referencia al mundo de los videojuegos, más algo de trance para cambiar un poco la tonalidad de una sesión que se extendería hasta las seis horas. Cinco son las que recupero para este Continuous Play, divido en dos partes, dedicado por primera vez a algo que no es una saga o un videojuego en concreto, pero el Bemyhuman y su filosofía son tan necesarios en esta industria que la música que sonó aquella noche sirve de muestra y recordatorio de lo que se puede lograr cuando gente creativa, responsable y bonita se une para celebrar otra forma de vivir los videojuegos. Gracias a todo el mundo que lo hizo posible. Ahora sí, coge asiento —si puedes también unos auriculares—, dale al Play y disfruta.
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