Ars gratia artis

Abyss Odyssey

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28 abril, 2016

Cuando los tres hermanos Bordeu —Andrés, Carlos y Edmundo— lanzaron el mod ‘Batman Doom’ para la secuela del eterno título dirigido por John Carmack, inconscientemente colocaron la primera piedra del estudio que posteriormente fundarían en 2002, bautizado como ACE Team y haciendo honor a las iniciales de sus nombres. Un homenaje a la unión entre los tres chilenos, un lazo reforzado en gran medida por el amor que sentían hacia los videojuegos. Tras lanzar un mod más para ‘Doom II’ y otro para ‘Quake III’, dieron un paso más en 2003 intentando en vano finalizar su primer título: ‘Zeno Zoik’, un proyecto interrumpido que derivó años más tarde en ‘Zeno Clash’, su primer éxito, publicado en 2009 y nombrado por PC Gamer como indie del año. La de ‘Zeno Clash’ es una original propuesta donde, desde una visión en primera persona, deberemos avanzar por un universo onírico a través de combates cuerpo a cuerpo, sumando mecánicas procedentes de estilos como el beat ‘em up y la lucha. Un éxito procedente de una personalidad patente en el resto de sus obras. Mientras en ‘Rock of Ages’ (2011) controlamos la trayectoria de una roca giratoria con el fin de derribar el castillo defendiendo el nuestro, en el reciente ‘The Deadly Tower of Monsters’ seremos los tres protagonistas de un top-down shooter ambientado en un film sci-fi cutrecillo de los años 70.

Véase este eclecticismo, metamorfosis tanto de género como de diseño, como un valor a realzar por lo poco generalizado de dicha praxis. Normalmente encontramos estudios que tienen dificultades para salir de un estilo artístico o de unas mecánicas similares, cuando no idénticas. Este conservadurismo lo exponen estudios indies —por no entrar con las grandes encargadas de franquicias de éxito clónicos— como Supergiant Games, Telltale Games, DrinkBox Studios o Ninja Theory, por nombrar algunos, todos con una merecida reputación gracias a haber publicado, con alguna excepción, obras sin secuelas bajo un patrón de éxito reconocible, capaz de encandilar tanto al público como a la crítica. Alejándose de esta norma, los hermanos Bordeu demuestran una gran confianza y falta de consideración al fracaso, derrochando creatividad e ideas, ignorando la fama lograda con su primer videojuego y consiguiendo que Atlus distribuya sus creaciones, proporcionándonos títulos de acción, estrategia o aventura, todos ellos con una alta carga de contenido mitológico y fantástico.

Con tal tesitura, no es de extrañar que el ACE Team se sumergiese en las aguas cristalinas del art nouveau, corriente artística surgida a finales del siglo XIX, para diseñar ‘Abyss Odyssey’, un título impregnado de los grandes artistas del Modernismo. Representados en él vemos influencias de pintores de la talla de Harry Clarke y Edmund Dulac, ilustradores ambos de Edgar Allan Poe, reflejados en los demonios y seres que habitan el piélago. La belleza de los personajes principales y de los escenarios naturales surge tanto de los carteles de Alfons Mucha como de los cuadros de John William Waterhouse. Incluso podemos identificar elementos característicos de la Sagrada Familia barcelonesa, diseñada por Antoni Gaudí. Un modernismo que hace de ‘Abyss Odyssey’ una pieza única, preciosista, que nos invita una y otra vez a adentrarnos en las fosas que nos conducirán a luchar contra los sueños de un poderoso brujo que duerme bajo tierra, de los que brotan bestias y demonios que amenazan un Santiago de Chile convertido en el Averno.

Characters - Abyss Odyssey

Los héroes

Para restaurar el orden tendremos la posibilidad de escoger tres personajes que iremos desbloqueando a medida que avancemos en la aventura. La bella Katrien, ágil mujer de largo cabello castaño y primera protagonista disponible, se caracteriza por moverse por el escenario con la gracilidad de una gimnasta artística, utilizando movimientos de esta disciplina sobre todo al saltar o blandir su espada; posiblemente por ello es la más completa de los tres personajes seleccionables. Por debajo quedan el Monje Fantasma, un ente poseedor de las almas de soldados vencidos en la lucha contra el brujo y sus demonios, y Pincoya, una preciosa diosa que levita desplazándose como una patinadora sobre hielo, tridente en mano. No es casual que el ACE Team se haya fijado en dos disciplinas con movimientos de bellísima factura para dar vida a las féminas de ‘Abyss Odyssey’, y así no desentonar con el resto del juego. El movimiento tosco del Monje Fantasma encaja con la dureza de un personaje envuelto por una túnica marrón, sin rostro propio y cargado con dos pesos: el de su gran espadón y el sufrimiento anclado a los espíritus de los caídos.

Unos personajes en bruto que iremos puliendo gracias a subir su nivel de experiencia venciendo combates y a los objetos que iremos encontrando en el escenario. Estos elementos se dividen en accesorios y armas de fuego, hielo o veneno, que nos proporcionan unas habilidades y mejoras que perderemos si vencemos al brujo al final del abismo o morimos en combate: un final que encontraremos siempre y cuando nos venzan a nosotros y al fiel soldado justiciero que aparecerá tras nuestra caída; con él tendremos una oportunidad de seguir nuestra vendetta, siempre que lleguemos a uno de los altares paganos que nos devuelven a la vida. Otra ayuda más que tendremos en nuestro infernal paseo será la posesión de una de las bestias demoníacas a las que nos enfrentaremos, posibilidad que se activará siempre que venzamos a cuatro de esos seres cuando se nos presente la oportunidad; una vida que se suma a la de nuestro protagonista y a la del soldado, haciendo realmente difícil nuestro fracaso tras unas cuantas horas mejorando el nivel de nuestros héroes.

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El abismo

Para llegar a ese punto —un nivel veinte nos facilita la tarea— deberemos recorrer un escenario emplazado en la ciudad de Santiago de Chile, recreado con las bases del art nouveau. Los hermanos Bordeu se han empapado de los pilares fundamentales del modernismo, usando la belleza al detalle y la vegetación como base para generar uno de los avernos más hermosos que se han creado a nivel videolúdico. Criptas, ruinas, tierras volcánicas, elementos arquitectónicos de piedra o metal —con las formas circulares características del movimiento modernista— y un tesoro como el de Guayacán que nos ayudará a comprar equipamiento a los vendedores emplazados cerca de los altares resurrectores y en ciertas zonas ocultas que encontraremos, si nos fijamos bien, en el mapa situado en la esquina inferior derecha de nuestra pantalla; un elemento que, sumado a la forma de los escenarios, nos recuerda a los metroidvanias, acercándose más por su extensión al diseño de niveles de obras cumbres como ‘Another World’ o el ‘Prince of Persia’ original.

‘Abyss Odyssey’ añade a dicha fórmula la generación procedural de los escenarios, una característica extraída del género roguelike, del que también hizo propio el permadeath. Una peculiaridad que el ACE Team ha sabido aprovechar a medias, provocando que la aleatoriedad de la posición de los enemigos y de los elementos repartidos por los escenarios no sean suficientes para evitar la sensación de repetición: un problema posiblemente causado por el tamaño de las mazmorras, generalmente compuestas por tres o cuatro plataformas principales, a las que sumamos ciertos escondites o zonas complementarias que se recorren en unos cinco minutos de media, capando esa reestructuración algo más efectiva que se alcanzaría con unos niveles laberínticos más amplios.

Ganaremos cierta sensación de variedad gracias a las tres rutas que forman el abismo, cada una con distancia y dificultad variable, que iremos desbloqueando progresivamente. Santa Lucía es la ruta más larga pero la más sencilla, Parque Pocuro la más equilibrada, y Catedral Sagramentinos la más corta pero la que ofrecerá más dificultad, debido a una mayor afluencia y poder de nuestros adversarios endemoniados.

Se comunican entre ellas desde diferentes puntos, pudiendo rectificar nuestro recorrido dependiendo de nuestras necesidades o antojo, ya que en los mapas situados en dichas conexiones se nos marcará con tres tonalidades de rojo el nivel de dificultad de cada cueva, distinguiendo entre fácil, moderada o difícil. Los tres emplazamientos desde los que accederemos al abismo, y que a su vez dan nombre a las rutas, son representaciones de lugares reales importantes de la capital chilena, homenaje de los creadores a su lugar de residencia. En dichas entradas tendremos la posibilidad de abastecernos, comprar armas o hablar con unos cuantos soldados que nos pondrán al día de su miedo.

Sueños - Abyss Odyssey

Sueños lúcidos

Con tales advertencias nos pondremos en marcha, conocedores de que los sueños del brujo no traen más que criaturas que no cesan de proliferar. Por ello, deberemos ser valientes hasta llegar al causante de dicho destrozo. Afortunadamente, nuestros guerreros son duchos en el uso de las armas, la protección y la evasión. El ACE Team ha creado un sistema de mejora de habilidades de combate gracias al cual dispondremos de tres ataques especiales a sumar a los ataques normales, pudiendo mejorarlos en tres aspectos: fuerza, defensa y maná. Este último elemento se generará tras nuestros combates, llenando una barra situada bajo nuestra vida. Una vez al completo, nos permitirá hacer un ataque definitivo, que nos vendrá muy bien cuando nos encontremos con algunos de los jefes intermedios o con el boss final. También encontraremos por el escenario tesoros y jarrones que esconden pequeños envases que recargarán nuestro maná y vitalidad. Incluso podemos encontrar tres tipos de frascos, entre ellos un antídoto contra el veneno que podremos cargar, hasta un tope de cuatro dosis, para casos de emergencia.

Character Girl - Abyss odysseyPero ‘Abyss Odyssey’ no es un título redondo, siendo las batallas el apartado donde más chirrían varios puntos. Es cierto, no obstante, que resulta gratificante ver las animaciones de los seres mitológicos, así como su variedad: esqueletos, dríadas, ents, ogros, toros biónicos y un largo etcétera, cada uno con sus características bien diferenciadas a nivel de diseño y de aptitudes para la lucha. No será igual de fácil salir vivo de una pelea contra dos pesados y lentos ents que contra tres veloces y peligrosas dríadas. Lo bueno a nivel jugable es que no podremos escapar de dichas situaciones por muy complicadas que sean, así que nos veremos obligados a deshacernos de nuestros adversarios para proseguir. En ocasiones, y más de las deseadas, nos encontraremos que alguno de ellos se quedará bloqueado fuera de la zona de combate, o atrapado en algún bug muriendo al cabo de unos segundos y facilitándonos la tarea, siendo éste un detalle desagradable que desluce la propuesta preciosista que representa ‘Abyss Odyssey’. A esto debemos sumar que en muchas ocasiones veremos cómo nos desorientamos en la pelea, perdiendo el control de nuestro héroe o heroína, dando la espalda a nuestros adversarios y propiciando así más de un cabreo justificado al tener que gastar nuestra reserva de pociones o por morir injustamente cuando lo teníamos todo a favor para vencer al brujo.

«Las cosas salen mejor si se hacen con amor». Esta máxima se puede aplicar perfectamente al trío de chilenos que encabezan un estudio que representa la determinación y la personalidad, el trabajo y la dedicación, así como el amor por los videojuegos. Es cierto que el título no es perfecto; sin embargo, el detallismo con el que está realizado es suficiente excusa como para tirarse de cabeza una y otra vez a sus cuevas. Porque, siendo sinceros, el abismo atrapa. Ya no es cosa del brujo y de los seres que nacen de su poderoso sueño; tampoco influyen los soldados que vienen a salvarnos cuando caemos en combate, ni ese poeta que nos da consejos a cambio de cien monedas. La fascinación por el abismo nace del arte con el que se han diseñado el resto de elementos, ese art nouveau que cubre todo el juego como un manto. Desde el título, con sus formas redondeadas y asimétricas, o la historia que nos cuenta el diario esparcido por el escenario. Alfons Mucha vive en los protagonistas, Antoni Gaudí en las columnas de la estancia del tesoro, los seres fantásticos cobran vida gracias a las ilustraciones que le dedicaron Harry Clarke y Edmund Dulac a Edgar Allan Poe, y la vegetación del maravilloso cuadro de Waterhouse, ‘Eco y Narciso’, está plasmada también en el videojuego de ACE Team. Arte al servicio de los videojuegos, arte al cuadrado, ars magna.

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