Juego de niños

For the Frog the Bell Tolls

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16 noviembre, 2015

¿Qué tiene la niñez para que mucha gente la recuerde como una etapa idealizada? Puede deberse al tiempo eterno que significaba un día, a la ausencia de responsabilidades o a que todo nos parezca nuevo y exuberante. Sin duda, se trata de una etapa importante, un anhelo al que siempre queremos volver, aunque solo fuera para no chuparnos un atasco antes de ir al curro o a un compañero que no tiene nada mejor que hacer que ponernos Porta nada más entrar a trabajar cada lunes para joderlo de manera definitiva. A veces uno quiere volver atrás, aunque sólo sea por pura desidia vital. Aunque, por lo menos en lo referente a videojuegos, quizá no sea una etapa tan ideal como nos creemos, ya que aquéllos dedicados a un público infantil y partiendo de una propiedad intelectual que les resultase atractiva podían ser, en muchos casos, una excusa para ganar dinero con títulos pobres, de poco presupuesto y tiempo de desarrollo, aprovechándose así de lo que gusta a los niños y niñas, como bien ha dejado claro James Rolfe en sus diversos vídeos y títulos analizados (te odio ‘Crazy Castle’). Pero no todo era así, al fin y al cabo, hubo juegos de gran calidad en la época de los 8 y 16 bits como ‘DuckTales’, o aquéllos que eran ideas propias de cada empresa: unos muy conocidos, como Mario y Sonic, y otros más de nicho como ‘For the Frog the Bell Tolls’.

For the Frog the Bell Tolls artworkEste último, publicado en Japón bajo el nombre ‘Kaeru no Tame ni Kane wa Naru’ y posteriormente fantraducido a otros idiomas, es una de esas pequeñas joyas desconocidas para el jugador occidental y que puede ser disfrutado tanto por un niño, su público objetivo, como por los amantes del retro, siempre que sepan inglés. Somos el príncipe del opulento reino de Sablé, y a la vez rivales y amigos del príncipe Richard de Custard. Ambos personajes rivalizaban en todo, y siempre que se batían quedaban empatados, salvo en la esgrima, en la que Richard siempre salía campeón. Un día, cuando ambos entrenaban, un emisario extranjero avisaba de que el malvado Lord Delanin había invadido con sus serpientes el reino de Mille-Feuille y capturado a la princesa Tiramisú. Como buenos príncipes, deciden ir a rescatarla: uno con su gran dominio de la espada, y otro, nuestro protagonista, a golpe de cuenta corriente y buenas intenciones. Lo que a todas luces puede parecer un cuento simplón con alguna extraña fijación por los distintos tipos de postre se vuelve una aventura de humor blanco, con la suficiente identidad y gracia como para dejar siempre una sonrisa. La aventura del príncipe de Sablé no es sino una parodia de los JRPG del estilo de ‘Dragon Quest’ y los juegos de aventuras. Nuestro viaje por el reino Milhojas se muestra a través de una perspectiva cenital en la que cada pantalla es una zona del mapa, como en ‘Link’s Awakening’ (que heredó el motor de ‘For the Frog the Bell Tolls’), y se pone más énfasis en descubrir el mapa que en el combate, que tiene lugar al chocar con nuestros enemigos e iniciar una bola de violencia como en los dibujos animados para desenvolverse sin necesidad de ningún tipo de intervención o incluso, si el enemigo es un mero pusilánime ante nosotros, lanzarlo volando sin necesidad de entrar en combate. Que no tenga un sistema de combate de entidad hace la experiencia y la aventura más directa, sobre todo por cómo relaciona la evolución de nuestro personaje con la exploración, al supeditar la mejora de la vida o la fuerza a conseguir nuevas armas u objetos, haciéndolos a la vez necesarios para poder avanzar ante los diversos jefes que nos encontraremos en nuestras aventuras.

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Además hay que dejar claro que este juego es un plataformas con toques de puzle, más que otra cosa. Si al recorrer el mundo plagado de zonas y aldeas cliché lo vemos con la perspectiva de ‘Pokémon’, las diversas mazmorras se nos muestran en dos dimensiones, como en ‘Metroid’ o en algunas partes del ‘Zelda’ original o ‘Link’s Awakening’, jugando con las alturas de salto, el uso de nuestras transformaciones (que prefiero no desvelar, aunque supongan un spoiler menor), y teniendo en cuenta sus debilidades; todo ello con el acompañamiento musical de un Totaka muy inspirado, y con un tema principal, ‘The Prince Adventure’, que en nada envidia a la ‘Overture’ de ‘Dragon Quest’, siendo una auténtica invitación a la aventura, pero cambiando la sensación épica por una más naíf que ilustra de manera perfecta el ambiente y tono del juego, y al público al que se enfocó.

For the Frog the Bell Tolls artwork
‘Kaeru no Tame ni Kane wa Naru’ es una de esas pequeñas joyas desconocidas para el jugador occidental y que puede ser disfrutado tanto por un niño como por los amantes del retro

Con todo, ‘For the Frog the Bell Tolls’ es una rara avis dentro del catálogo de Game Boy, al aunar muchos géneros sin afianzarse demasiado en ninguno. Pero no es un caso de “quien mucho abarca poco aprieta”, ya que aquí la mezcla da lugar a un juego corto, ligero y a la vez completo gracias a un buen diseño, y con pocas pegas. Todo ello se suma para dar lugar a un breve cuento que cualquier persona puede disfrutar, aunque no tenga nada que motive a rejugarlo, salvo la diversión y el entretenimiento puro que ofrece. Un juguete Nintendo, para niños y adultos, del que no cansarse nunca, y que no hace sino demostrar que se pueden hacer grandes juegos para todos los públicos.

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