Una vuelta a la vieja era del rol

Pillars of Eternity

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6 abril, 2017

El presente artículo (debidamente revisado) fue publicado originalmente el 6 de mayo de 2015 en GameReport #9

‘Pillars of Eternity’ es la apuesta de Obsidian Entertainment por traer a esta era un rol clásico inspirado en los títulos más icónicos del género. Tras una campaña en Kickstarter más que satisfactoria en la cual se recaudó casi cuatro millones de dólares, divididos en una cifra cercana a 44000 aportaciones, este juego batió récords posicionándose entre uno de los diez proyectos mejor financiados bajo micromecenazgo en dicha web; así demostraba que la esencia del verdadero rol nunca desaparecerá para aquéllos de la vieja escuela que buscan algo más que un pequeño chapuzón entre tantos crossover a los que se cataloga con las siglas RPG, pero que realmente no pasan de mostrar unas simples influencias. Tras dejar durante largo tiempo a su público en ascuas, por fin había acabado la dura espera y había llegado a nuestras manos tan codiciada joya para recrear la nostalgia de una etapa que dejó huella en el corazón de muchos. Por fin había salido a la luz lo que podría ser el mejor y más ambicioso trabajo por parte de una desarrolladora que, tiempo después, declaró que dicho juego la salvó de la quiebra mientras llevaba a cabo su anterior lanzamiento, ‘South Park: La Vara de la Verdad’.

Ilustración original de Jaime García Mendoza

Esta obra va dirigida a un público que no sólo piensa que juegos como ‘Baldur’s Gate’, ‘Icewind Dale’ o ‘Planescape: Torment’ son la perfección de un género (y aunque ‘Arcanum: Of Steamworks and Magick Obscura’ no lo fuese, sí que es otra gran referencia), sino que también es un foco de atracción para todo aquél que sienta simpatía por el rol de papel y lápiz, ofreciendo una experiencia que a las desarrolladoras actuales no parece levantar interés, pero cuya viabilidad fue posible, una vez más, mediante crowdfunding. Como punto de partida hay que destacar que ‘Pillars of Eternity’ es una vuelta a la vieja era de los videojuegos pero también tiene un pie tembloroso en la época actual, lo que en ciertos aspectos da ventajas y desventajas a la par, trayendo una mecánica muy similar a la que nos ofrecía el Infinity Engine pero esta vez recreada bajo el popular Unity con mucha fidelidad y mimo; algo que hace sentir como en casa a los que ya conocemos de antemano por dónde van los tiros. Si bien es cierto que el sistema ya no se basa en ‘Dungeons & Dragons’, algo decepcionante para muchos, no se aleja mucho de éste y, aunque no lo siga a rajatabla, sí mantiene unas pautas típicas y ciertos patrones que tampoco dejarán muy lejos ese sonido característico que hacen los dados cuando ruedan por la mesa. Por lo tanto, el título se acaba destapando como un pseudo-D&D adaptado a unos engranajes propios que mueven su jugabilidad. Ese toque no podría perderse cuando en el currículum de algunos integrantes de Obsidian Entertainment están las palabras Interplay Entertainment, Black Isle Studios o Troika Games, por lo que es común encontrar aspectos como pantallas de carga con consejos, interfaz típica del género, pausa táctica, y un sinfín de detalles que traerán recuerdos y nostalgia a aquellas personas que han pasado el listón entre esas desarrolladoras que dejaron tanta huella en el mundillo. Era de esperar que esas influencias ejercieran peso.

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Me encantaría hablar sobre la historia que hay detrás de esta obra, pero sería un verdadero desperdicio destriparla, ya que el placer de descubrir poco a poco lo que se cuece por el Bosque de Dyr es algo que introduce al jugador progresivamente en la trama, y cualquiera que acepte el reto de sumergirse en ésta empezará por no tener idea alguna sobre el mundo que le rodea, dejando como única alternativa progresar para encontrar respuesta a muchos porqués. Aquí es donde entra una de las facetas más divertidas del rol: la amplitud de posibilidades a la hora de crear un personaje y sacarle el máximo partido a sus características más fuertes. Volverá a nuestras pantallas esa vieja costumbre de gastar algunas horas creando el héroe que más nos guste, permitiendo al jugador enfocarlo hacia lo que más le convenga, ya que en la infinidad de diálogos en los que los personajes participarán habrá que tomar decisiones o actuar de diversas formas, y algunas veces haber invertido puntos en ciertos atributos pueden otorgar salidas más convenientes y evitar problemas o enfrentamientos. Es tu aventura, y sólo tú decidirás cómo continuarla, dejando en el camino opciones alternativas que podrás aprovechar con futuros personajes acordes a tales posibilidades e interpretación, sacando partido a las distintas razas y culturas de las que se puede provenir para aumentar la puntuación en atributos y distintos trasfondos para las habilidades.

Es tu aventura, y sólo tú decidirás cómo continuarla

Hay que destacar lo agradecido que estoy de que hayan salido del típico cliché de humano, elfo y enano para abrir paso a otras formas de vida más originales (exceptuando la que parece calcada de la película ‘Avatar’), puesto que dentro de la fantasía siempre existe vía libre para salir de lo típico y meter aspectos más concretos que puedan dar un mayor valor a la obra. Un curioso ejemplo: elegir un Divino de fuego como personaje, que aunque no pueda llevar casco por sus cabellos de fuego te deja otras opciones para compensar esta carencia, como poder encender un fuego sin antorchas, sacando a relucir que la susodicha raza no sólo se implica en las características del personaje, sino que también puede servir como recurso y ser muy útil en más de una ocasión. Esto es muy importante, ya que evitará tener sólo en cuenta el combate, debido a que en este juego no se recibirá experiencia por matar, sino que se da mayor importancia a otras acciones como completar un bestiario parecido al que muchos roleros podrán encontrar en su estantería, hacer misiones, descubrir zonas nuevas y desempeñar tareas. Aunque los seguidores de este género estamos acostumbrados a progresar aniquilando toda amenaza además de lo citado anteriormente, eliminar esa característica de la lista evita partidas en las que los personajes acaban desproporcionados y en las que no hace acto de presencia ese reto de jugarse el pellejo, manteniendo una curva de dificultad estable que obliga a tomar muchos factores en cuenta a la hora de alcanzar la victoria. El jugador va adquiriendo conocimientos y cierta habilidad estratégica según los personajes que haya en su equipo, y mientras éstos progresan va ajustando el potencial de cada uno, encaminándolo con el papel que pueda desempeñar y su posición en el combate, que puede cambiar mientras transcurre si la situación lo exige.

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Este género siempre obliga a empaparse en datos para conocer a fondo el desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, gracias a esa forma tan dulce de implicar al jugador, se acaban esfumando horas indagando cómo afrontar los retos que se avecinan, e invirtiendo tiempo en prepararse para batallas tan épicas que la tensión no se esfumará ni utilizando la pausa táctica. No habrá descanso hasta ver al último enemigo caer de una vez por todas y, desde luego, no todo enfrentamiento augura victoria, al menos hasta tener potencial suficiente como para encararlo (o conocimiento de cómo hacerlo, como sería el caso de utilizar un tipo de daño distinto para un enemigo que resiste bien los ataques).

Convirtiendo el choque del acero siempre en una opción difícil, sale a flote otro punto que resulta muy destacable a la hora de hablar de ‘Pillars of Eternity’: ejerce como videojuego y literatura a la par. Los simpatizantes de ambas fuentes de entretenimiento encontrarán una mina de oro que será suministrada según decidan actuar; siempre habrá entre combates una historia detrás, y muchos misterios que dejarán reposar tanta acción sin salir de este libro interactivo. Hasta el más guerrillero puede encontrar tranquilidad acumulando los tomos que se encuentran repartidos por cualquier lugar y pasar un buen rato leyéndolos sin recurrir a desenvainar el arma, ya que contienen porciones de buena literatura fantástica, e incluso información útil que se mantiene ajena a las horas de jugabilidad que se pueden alcanzar con la obra; ese tipo de detalles tan particulares hacen que destaque.

Pillars of Eternity ejerce como videojuego y literatura a la par

He echado en falta romances entre personajes, que los NPC secundarios tuvieran más de una simple respuesta y que hubiera una mayor caracterización de los personajes y enemigos con frases memorables que recordar mientras se esboza una sonrisa, pero lo cierto es que en definitiva nunca podré dejar de agradecer que se hayan hecho las cosas bien con este título. Es inevitable no rendirse al encanto de algo que todavía me hace frotarme los ojos cada vez que lo veo en la pantalla del PC, y sentir que siguen existiendo desarrolladoras capaces de complacer mis exigencias sin decepcionarme. ‘Pillars of Eternity’ ha demostrado que se puede crear material cultural plagado de sensaciones y experiencias sin caer presa de lo repetitivo que traen otros que se encuentran en el mercado faltos de chicha; esta vez la chicha rebosa por todos lados. Obsidian Entertainment ha deleitado a su comunidad con lo que prometió, y tras estas líneas puedo garantizar que el resultado ha sido un trabajo magnífico y difícil de igualar, por lo que la calidad del producto es indiscutible.

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